25. La graduación

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Hillary despertó con una sensación extraña

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Hillary despertó con una sensación extraña. Un roce en su mejilla, suave y lento.

—¿Está mi alumna estrella lista para su gran día? —la voz de Draco le hizo sonreír—. Vamos, Cabeza Ketchup, te traigo café.

Hillary se enderezó e intentó acomodar su cabello color fuego sobre los hombros. Estiró brazos y piernas cuando Draco le pasó el café y le dedicó una sonrisa radiante. Se sentó a su lado en la cama y Hillary se permitió el apoyar la nuca en su hombro. Draco enterró la nariz en sus mechones anaranjados mientras abrazaba el cuerpo de la chica con sus brazos y colocaba sus manos sobre las de ella.

—Sé que estás deseando verme con ese vestido hermoso que compré con mi prima y decir que estás orgulloso de mí y...

—Y quitarte ese vestido hermoso que compraste con tu prima —susurró—. Y decir «te deseo a ti».

Hillary levantó la cabeza con las mejillas encendida y dejó besos por su mentón. Pasó sus manos por los costados de Hillary, haciendo que se estremeciera. Draco pasó sus labios y la punta de su nariz por su carrillo, mejilla y pómulo hasta llegar a sus labios. La beso lentamente, consumiéndose en cada movimiento. Hillary entreabrió los labios, al igual que él. Ajustó sus manos a sus costillas y soltó un leve gemido mientras él disfrutaba del momento.

—Draco —susurró entre risas nerviosas—. Anna vendrá en cualquier momento.

—La gente es muy inoportuna —no accedió a separarse de ella. Escondió su rostro en la curva de su cuello.

—Draco...

—¡Prima! —la voz de Anna hizo presencia y ambos se separaron de inmediato.

Y en ese momento, Draco sintió el verdadero terror.

—¿¡Profesor Malfoy!?

—Joven... Black... —dijo perplejo, sin mirarle a los ojos, tapándose la cara con una mano discretamente—. Esto no es lo que cree. La señorita Potter y yo no..?

—Claro... —dijo con mirada perversa—. Un beso para reforzar la amistad, ¿eh?

—Eh...

—Con lengua y todo. —Hillary se puso roja—. Será mejor que nos deje solas, nos prepararemos para la ceremonia. Aunque seguro que a ella no le importa lo que usted le vea, yo sigo siendo yo.

—Nos vemos, señorita Black  —respondió el rubio platino apresuradamente. Y salió sin mirar a los ojos a Anna.

Annabeth cerró la puerta y miró a Hillary con una sonrisita. Luego, comenzó a gritar.

—¡OH, POR GODRIC GRYFFINDOR! ¡LE BESASTE! ¡TE BESÓ! ¡OS BESÁSTEIS!

—¡Annabeth! —exclamó Hillary.

—Aventura con un profesor, ¿eh? —la miró pícaramente—. Chica mala.

—¡Anna!

—Ok, ok.

Primos Potter: los Herederos de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora