11. Descubriendo la actualidad

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Maratón 1/3

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Maratón 1/3

Cuando Harry se levantó aquella mañana, se quedó varios minutos en la cama procesando lo que había pasado la noche anterior.

Su hermana había vuelto. Lord Voldemort había conseguido escapar de las Puertas de la Muerte. Se avecinaba una nueva guerra.

Pero habían pasado 20 años, las cosas habían cambiado.

Harry se separó de las sábanas. Se vistió con más ilusión de la pretendía. Salió de la habitación y se despidió de su esposa que se dirigía al Gran Comedor. Él fue directo a la enfermería.

Mientras caminaba, tres diablillos se acercaron a él.

—¿Vas a ver a la tía, papá? —preguntó Albus.

—Sí. ¿No tenéis que ir a desayunar?

—No pudimos dormir en toda la noche y desayunamos hace media hora —sonrió Scorpius.

—Ya veréis como dentro de poco os habláis más  —afirmó Harry—. Estoy seguro de que os llevaréis bien.

James sonrió. Scorpius no estaba seguro de aquello.

Al llegar a la enfermería, Harry se dio un disgusto: Hillary no estaba. La buscaron por toda la enfermería y no la encontraron.

—No lo entiendo, ¿dónde puede estar? —se preguntó Harry en voz alta.

—Papá, tal vez hay algo que deberías saber —comentó Jamie.

Los tres chavales le contaron al mayor lo que sucedió la noche anterior entre Draco y Hillary. Harry enfureció con el padre de Scorpius. Era su amigo, pero tenía un punto para discutir con su hermana que no llegaba entender bien.

Pensó en los posibles lugares en los que podría estar Hillary. El primer sitio que pasó por su mente fue la biblioteca, así que los cuatro se dirigieron allí.

Efectivamente, Hillary se encontraba en la biblioteca. Seguía con la ropa negra (sin tanta protección) manchada y desgastada por la guerra. Tenía mejor aspecto; había recuperado el color de piel y su cabello estaba un poco menos enmarañado.

—Hermana —Harry sonrió.

—¿Mmmm? —murmuró Hillary fríamente, sin quitar los ojos del libro de historia muggle—. Veo que la reina Isabel sigue dando guerra.

—Pensé que querrías desayunar. ¿Hace cuanto estás en la biblioteca?

—Que Escorpio te diga —contestó igual que antes.

Scorpius se puso rígido. Se imaginaba a Hillary furiosa apuntándole con una daga. Sabía que debía de odiarlo, claro, era hijo de Astoria.

—Ya sé que discutisteis —suspiró Harry—. Puedes hablar conmigo si...

Hillary levantó la mirada con un brillo de molestia. Infinita, infinita molestia.

—Harry, cariño, solo me explicó lo que todo el mundo.

Primos Potter: los Herederos de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora