37. El feto destructor

28 4 2
                                    

Las semanas pasaban y los médicos de San Mungo seguían sin ver nada: el feto era invisible para la ciencia y la magia corriente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las semanas pasaban y los médicos de San Mungo seguían sin ver nada: el feto era invisible para la ciencia y la magia corriente.

Y también para la magia poco corriente.

Aurora había intentado por todos los medios buscar el aura del bebé o predecir un futuro en el que se nombrara algún hecho, pero no lograba nada. Era como si Hillary no estuviera embarazada ni diera señales de haberlo estado. Sin embargo, en las pruebas de sangre o ADN sí confirmaban aquello. Y el físico de Hillary también.

Enero pasaba y ella parecía estar de unos tres o cuatro meses. El feto crecía a gran velocidad a pesar de ser "invisible". Sí, él se desarrollaba, pero Hillary no. El feto iba más deprisa que ella.

Y eso la estaba dañando.

—No puedo darme de baja ya —insistió.

—Hills —Draco la miró con comprensión—, tienes que descansar. Esa... esa cosa te está haciendo daño.

—¡Esa cosa es tu hijo!

—¡Un bebé no le hace daño a su madre de esa forma al mes de concebirlo!

Hillary lo miró paralizada. Draco tenía razón, pero ella no podía ignorar el hecho de que había llamado a su bebé "cosa" y lo culpaba de las complicaciones de su embarazo.

—Perdón, perdóname. No quería decir eso.

Draco la abrazó y ella lo aceptó. La pelirroja lo miró alzando la cabeza mientras seguían abrazados.

—¿Qué será de Hogwarts?

—Nos ocuparemos.

—¿Y Astoria?

—No se acercará a Scorpius. Te lo prometo —acarició su mejilla—. Vete con tus padres, Hills, investiga con Aurora lo que te pasa a ti y a nuestro hijo.

—Está bien —suspiró.

—Ey —hizo que lo mirara a los ojos—. Todo va a salir bien, ¿vale?

—Mientras nos mantengamos unidos —sonrió a su marido.

Draco compartió su expresión y besó la frente de su esposa dulcemente. Unió su frente a la de ella, deseando que su hijo naciera y rezando por que a ella no le pasara nada malo.

•••

El feto va muy deprisa —les había dicho Dumbledore cuando le consultaron la situación—. Demasiado. Y Hillary se está quedando atrás.

Hillary pensaba en las palabras del antiguo director. No le estaba dando demasiados ánimos pensar en aquello cuando estaba sola en la habitación de la renombrada Mansión Potter.

Ordenó su ropa y se sentó en la cama mientras escribía mensajes a Scorpius.

Scorp☆:

Primos Potter: los Herederos de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora