LIBRO 3
🔴Este libro no se centra en un romance de la tercera generación, continúa con Draco y Hillary años después🔴
Han pasado 20 años desde que la Segunda Guerra Mágica tuvo lugar; 20 desde que el d stino arrancó a Hillary Potter de los brazos de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Faltaban apenas unas semanas para terminar el mes de agosto. Había sido un trabajo duro, pero todos se habían puesto manos a la obra para organizar la mejor boda que se hubiera visto.
Hillary jamás había sentido tanta presión en su vida. Desde luego, el verdadero circo había sido cuando había ido en busca de su vestido de novia.
•••
—¿Y yo qué hago aquí? —preguntó Ryden, desconcertado y con los brazos cruzados. Era la única persona que se había atrevido a ir a una tienda de vestidos de lujo con una sudadera y vaqueros rotos.
—La verdad es que yo tampoco lo sé —Annabeth rodó los ojos.
—Te necesito en este momento tan crucial de mi vida —le contestó Hillary con obviedad—. Dijiste que querías recuperar esa relación tan bonita y devota que teníamos de niños, ¿no? ¿Es que solo vienes conmigo a las batallas y a esto no? ¡Eres un convenido, Ryden!
—¡Vale, vale! ¡Ya basta! ¡Qué bullying! Sé que es de vida o muerte, pero...
—¡Ryden, es su vestido de novia! Y ha confiado en ti y en tu opinión.
—Una muy mala decisión —comentó Ryd.
—Primo, por favor... —rogó Hillary, aferrándose a su brazo y con cara de cachorro.
—Vale, vale —cedió—. Deprisa, antes de que me arrepienta.
Estaban Hillary, Ryden, Aurora, Lily, Ginny y Sereia. En aquella enorme tienda de vestidos de novia, podían perderse con facilidad. Aun así, se dispersaron por los enormes pasillos llenos de glamour y brillantina.
Ryden se quedaba junto a su hermana con mirada cansada. Él apoyaba a Hillary al 100%, pero no sabía nada de moda y no quería quedar como un idiota.
—Ese no —le iba diciendo Anna—. Ese tampoco.
—¡Annaaaaaaa!
—Cállate, pesado.
—Ese es lindo -—señaló uno con algo de elegancia, pero a Anna no le pareció gran cosa en la percha y lo ignoró.
Cada chica había elegido un vestido. Hillary se probó uno por uno. Con pedrería, encajes, volantes, liso, simple, abarrotado, lazos, plumas, tul, seda. De todo. Absolutamente de todo. Y ninguno se le veía tan bien como esperaban o querían.
