LIBRO 3
🔴Este libro no se centra en un romance de la tercera generación, continúa con Draco y Hillary años después🔴
Han pasado 20 años desde que la Segunda Guerra Mágica tuvo lugar; 20 desde que el d stino arrancó a Hillary Potter de los brazos de...
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—¡¿CÓMO SE TE OCURRIÓ, RYDEN JAMES BLACK POTTER?! —bramó Aurora a su hijo, en la camilla con un pie y una mano escayolados.
—Mi vida... —terció Sirius.
—¡CÁLLATE! —gritó.
Aurora se pasó las manos por la cara y suspiró.
—Mamá —sonrió Ryden—. Todos estamos bien. En serio, no tienes que preocuparte de nada.
—Tú no sabes lo mal que lo he pasado —recriminó a punto de echarse a llorar—. Tenía tanto miedo de que te hicieran daño...
Ryden cogió la mano de su madre.
—Yo lo hice para que no te hicieran daño a ti —contestó—. Estamos en paz.
Aurora acarició el cabello rubio de su hijo.
—Estás castigado hasta que te jubiles.
—¡Tengo 24 años!
—Mi casa mis normas.
Lily y James Potter se encontraban con su hija. Hillary estaba postrada en su camilla sonriendo a más no poder.
—Cuando salga de aquí, iré a la playa.
—¿A la playa? —inquirió su padre.
—Y a la luna...
—Creo que el suero le está afectando —se burló Mattheo desde su camilla de San Mungo.
—¿No lo entiendes? —le dijo Hillary, enderezándose—. Soy libre.
Aurora la miró con precaución.
—Ya no hay Profecía, no hay muerte ni Voldemort ni peligros fuera de los normales. Ahora puedo vivir a salvo y para siempre con mi familia, con Scorpius y con mis sobrinos. Ahora saldré a correr por elección propia y no por tener que entrenarme para ir a la guerra.
Hillary contaba todo aquello sollozando de alegría. Aurora se emocionó tanto que también empezó a lagrimear.
—Soy libre —repitió la pelirroja.
—¿Qué es lo primero que harás con tu nueva libertad? —preguntó Harry.
—Ey, ey, ey —se hizo notar Draco desde la camilla de enfrente—. Yo le pedí matrimonio hace unas semanas: tengo prioridad.
James miró a su yerno con los ojos a punto de salirse de su cara.
—¿Perdona?
Lily le puso una mano en el hombro a su marido.
—Por favor, no montes una escena, cariño.
—¡Pero...!
—¡Bodorrio padre! —anunció Ryden, gritando desde su camilla.
