Capítulo Cinco

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Y aquí está el siguiente capítulo, me he divertido haciendo ciertas cosas aquí, además de desarrollar algo que puede ser interesante. No puedo decir mucho más, solo lo de siempre, cualquier cosa que les guste o no, pueden dejarme eso en los comentarios, así como sus sugerencias o ideas, porque siempre las leo. Ahora, aquí les dejo el capítulo.

"Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene"

- Baltasar Gracián.

Adrien despertó con la almohada mojada y las sábanas húmedas

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Adrien despertó con la almohada mojada y las sábanas húmedas.

La noche había sido extrañamente calurosa, ni siquiera la solución clásica de dormir con la ventana abierta funcionó. El aire se sintió pesado y a él le costó respirar durante todas sus horas de sueño.

Pero eso no le preocupaba en absoluto.

Los brazos de Cindy rodeaban su cintura con fuerza y como si fuera un oso de peluche, la pelinegra se le pegó toda la noche. Incluso ahora, la niña usaba su pecho de almohada, relajándose con sus latidos y con el subir y bajar continuo.

Movió la cabeza hacia la pequeña mesita de noche, donde Plagg dormía en el primer cajón entreabierto, en una especie de departamento gatuno con mini reservas de queso. Por eso su habitación apestaba a Camembert, no podía evitarlo, además que, con los años, le agarró cierto gustillo al olor.

Intentó levantarse de la cama, pero el abrazo de Cindy era un candado en toda regla, por lo que ir a encender su ordenador para jugar una hora por la mañana estaba descartado.

Aunque, quizá podría darle el gusto a la pequeña de dormir un poco más, no solía hacerlo los fines de semana, porque su cuerpo estaba acostumbrado a despertarse temprano.

Acarició los negros cabellos de Cindy e intentó dormir de nuevo, pero las notificaciones de su teléfono se hicieron presentes y le sacaron un quejido gatuno.

Estiró la mano y lo tomó, observando algunos mensajes sin importancia de Nino, que le estaba diciendo que pasara por su casa a recoger su mochila y algo sobre un amigo que descubrió que tiene juegos gratis. Gruñó y dejó de nuevo el dispositivo en su sitio, abrazó a Cindy con cariño y la acurrucó, cerrando los ojos para dormir un poco más.

Fuera de su habitación, Nathalie se ocupaba de unos asuntos importantes, el primero de ellos era asegurarse de acondicionar la habitación contigua a la de Adrien para que la pequeña pelinegra durmiese allí.

La asistente bajó las escaleras y tachó algunas palabras de la lista organizada que tenía sobre la carpeta. Todo la había tomado por sorpresa, sabía que algún día la indiferencia del señor Agreste sobre su hijo tendría consecuencias, pero no ese tipo de consecuencias.

A las ocho de la noche del día de ayer, Adrien abrió la puerta de la mansión y entró como todo un niño bueno, sonrisa de libro y peinado como un señorito. Eso ya era una mala señal para Nathalie, que prácticamente lo había visto crecer, sabía que algo se traía entre menos y por eso se cruzó de brazos y enarcó una ceja para hacerle hablar.

Simbionte en París | Miraculous - 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora