Bueno, primero lo primero. ¡Felices fiestas a todos! Dejo este capítulo antes de los dos últimos, prometo que los tendrán para este mes y así finalizar el año junto con la primera temporada. Espero les guste, un saludo y hasta el siguiente cap.
"No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo"
—Buda.
Chat Noir aterrizó sobre un edificio cercano a la Plaza de la Concordia, y se dedicó a esperar. Logró entrar en contacto con Ladybug luego de pasar algunos días sin luchar juntos, cosa que, ahora recordaba, se debía a la falta de akumas en la ciudad.
¿Acaso Ladybug dejó de hacer sus rondas luego de ver que Hawk Moth parecía haberse tomado unas vacaciones? Él esperaba que no, había experimentado con sus propios ojos y en sus propias carnes que los akumas solo tapaban la maldad que acechaba París día a día.
Suspiró y se puso en cuclillas, apoyando las manos en el techo y manteniendo la pose más gatuna posible mientras observaba a las personas moviéndose en la calle de abajo. Su capucha ondeaba con suavidad, ocultando su rubio cabello y sus orejas se movían para intentar recibir mejor los sonidos del exterior.
—Mi lady —saludó Chat Noir, inclinándose hacia la izquierda y girando el cuerpo con lentitud, Ladybug aterrizó detrás suyo y dio un par de pasos hacia él con calma.
—¿Qué ocurre, gatito? —preguntó la heroína, observando con curiosidad el nuevo traje de su compañero—. ¿Me llamaste para que viera tu nuevo estilo?
—Sé que con la capucha parezco el Señor de la Noche —respondió Chat Noir, entrando en su papel habitual y poniendo una sonrisa—. Pero no es por eso para lo que te llamé.
—Bueno, tenemos mucho tiempo para ponernos al día —dijo Ladybug, acercándose a su compañero y sentándose a su lado, con los pies colgando de la azotea.
—Puede ser, ¿cómo te han ido las rondas? —preguntó Chat Noir, enfocando su mirada en la plaza, algunas ratas se movían cerca de las rejillas del alcantarillado y transportaban pequeños trozos de comida.
—Muy tranquilas, aunque parece que Hawk Moth se ha tomado un descanso —respondió la heroína, su cabello se mecía con la gracia del viento y distrajo a Chat de los roedores. Los ojos verdes del rubio no pudieron evitar fijarse en ella, quedando embelesado y con sus mejillas coloreándose a cada segundo.
—¿Chat, estás bien? ¿Qué ocurre?
El minino agitó la cabeza y desvió la mirada, intentando que su compañera no se percatase de su situación, por primera vez se sentía cohibido en su presencia.
—No es nada, mi lady... —pronunció con voz amortiguada el rubio, volviendo a poner una sonrisa y su típica expresión galante, una máscara habitual para él—. Solo quería decirte que te ves muy bella.
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Simbionte en París | Miraculous - 1
Teen FictionA sus 17 años de edad y siendo rechazado por la chica de sus sueños, Nathaniel Kurtzberg pensó que nada podía ser peor, sin embargo, el destino le tenía guardado un final. Un accidente automovilístico junto a su compañera de trabajo lo cambia absolu...