A sus 17 años de edad y siendo rechazado por la chica de sus sueños, Nathaniel Kurtzberg pensó que nada podía ser peor, sin embargo, el destino le tenía guardado un final. Un accidente automovilístico junto a su compañera de trabajo lo cambia absolu...
Sexto cap, escrito ya desde Finlandia y con clases. Eh, me gusta; la mejor combinación sin duda para poder crear algo nuevo y con ideas frescas. Pero bueno, sea como sea, aquí esta el siguiente cap de Simbionte en París, esta semana les traeré un par de sorpresitas más, así que espero que esten atentos. Sin nada más que decir, disculpen por la tardanza y os dejo con el capítulo.
"La libertad está en ser dueños de la propia vida"
- Platón.
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El presente, dos meses después de la caída de T. M.
Fue obligado a sentarse en la cama de Gwen mientras ella se encontraba usando la silla gamer de color rosa que combinaba con su escritorio de luces. Cindy estaba en el techo, recostada y mirando por la ventana como si aquello fuera más importante que cualquier otra cosa. El cielo nocturno ya empezaba a hacer de las suyas y tendría que salir ahora si no quería llegar tarde a casa.
Adrien solo había respondido su mensaje y no hizo ninguna pregunta sobre su situación. Normalmente su amigo le preguntaba si llegaría tarde para guardarle la cena que Alix intentaría cocinar, o si pedían algo de un restaurante con su distinguida tarjeta platino que está a solo dos pedidos de dejar de funcionar.
—¿Qué se supone que esperamos? —preguntó cuando Cindy bajó del techo con suavidad y comenzó a pasear por la habitación de Gwen moviendo las manos e intentando tocar todo lo que pudiera; el armario de la derecha tenía cables que sobresalían y se dirigían hacia el ordenador de la rubia como si aquello fuese una especie de servidor ilegal para minar criptomonedas.
—Nos reagrupamos, tú quieres ir a por Carnage, entonces necesitamos un plan para evitar que sus afilados tentáculos nos hagan brochetas —explicó Gwen, recogiendo las piernas sobre la silla y dejando que su cabello rubio teñido de azul y rojo cubriese sus mejillas. Sus ojos azules ahora reflejaban las luces del fondo de pantalla cyberpunk que usaba casi a diario.
—Estoy de acuerdo... no quiero volver a ser brocheta —añadió Cindy en voz baja, tomando su mascarilla roja y llevándola hacia el puente de su nariz—. No se siente bien.
—No lo serás, Cindy —la tranquilizó Gwen con una pequeña sonrisa y girando sobre el eje de su silla—. Esta vez estaremos preparadas para lo que venga.
Nathaniel asintió ante las palabras de Gwen, sin embargo, no se movió o hizo algún gesto para querer decir algo más, la sola presencia de otro simbionte en la ciudad le provocaba un escalofrío familiar que le recorría la columna.
Estaba seguro de que Carnage tenía una conexión con Venom, y si lo encontraba, era probable que el simbionte en su interior pudiese despertar de nuevo.
Suspiró en la habitación y parpadeó cuando sintió unos brazos rodear su cuello. La respiración suave de Cindy se le acercó a la mejilla y se encontró a sí mismo inmóvil mientras la hermana adoptiva de su amigo le daba un abrazo.
