Prólogo

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Sé que seguramente me he tardado más de lo que pensaba en un inicio, pero quería tenerlo todo preparado para el momento en que saliera. Así que aquí está, es el prólogo de lo que será esta historia, también escribí un avance sobre lo que pasaría después y el tono que va a tomar esto. Aviso que, aunque vean que algo sea diferente, en un principio no nos alejaremos mucho de lo que era el inicio de la historia original. Luego, conforme se vaya avanzando, irá divergiendo. Si quieren que suba el corto avance, que en si son dos escenas, pueden decírmelo en los comentarios. Ahora, les dejo con esto.

"A menudo encontramos nuestro destino, por los caminos que tomamos para evitarlo"

- Jean de la Fontaine. 

Mirando fijamente la lluvia a través del vidrio del escaparate, Nathaniel sintió unas extrañas ganas de llorar

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Mirando fijamente la lluvia a través del vidrio del escaparate, Nathaniel sintió unas extrañas ganas de llorar.

—¿Estás bien, Nath?

El pelirrojo sacudió la cabeza y apretó el fino trapo de franela que se encontraba entre sus dedos, la voz de su compañera de trabajo lo devolvió a la realidad justo a tiempo, pues si su jefe llegaba y no tenía reluciente las exposiciones, lo despediría sin pensárselo dos veces.

Y lo más importante de todo, habría empezado a llorar frente a ella, dejando expuesto el terrible estado emocional que ya llevaba más de diez horas consigo.

—Estoy bien —respondió con la voz rasposa y poniéndose manos a la obra, limpiando con sumo cuidado las estatuillas de porcelana mientras recordaba que cada una costaba tres veces su salario semanal—. ¿Ya terminaste de hacer inventario?

—Me aburrí tanto que lo hice dos veces —aclaró la joven adolescente que se encontraba detrás del pelirrojo—. Intenta terminar rápido, nuestro turno termina en diez minutos.

—¿Eh? ¿¡Tan rápido pasó el tiempo!? —exclamó Nath, llevándose una mano a la cabeza y apresurándose todo lo que podía en su trabajo, teniendo cuidado de no romper o maltratar las extrañas figuras.

—Tan distraído como siempre —comentó la compañera del pelirrojo mientras se quitaba el uniforme de trabajo, que constaba de un chaleco gris y un gafete con el nombre respectivo de cada empleado.

Se volvió a arreglar el cabello rubio y caminó hacia la zona trasera del local, un lugar prohibido al público y que contaba con muebles para descansar, además de taquillas para guardar sus mochilas u objetos.

Acercándose a la más lejana, la abrió con una pequeña llave y cambió el uniforme de trabajo por una mochila blanca de finas líneas rosas. Cerró la taquilla y se guardó la llave en el bolsillo trasero de su pantalón.

Por el lado del pelirrojo, Nath se encontraba limpiando la última estatuilla, mientras se centraba en frotar con delicadeza, volvió a sentir un nudo atravesando su garganta y lágrimas bajando por sus mejillas, pero se las secó tan rápido como salieron.

Simbionte en París | Miraculous - 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora