Capítulo Ocho

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Confirmo que estar en la universidad es una cosa de locos, quizá si salga un capítulo dejando una semana, lo único que sé es que por ahora estaré algo ocupadillo y cualquier cosa la notificaré. Espero les guste este capítulo, vamos avanzando y formando cosillas.

"El mundo es bello, pero tiene un defecto llamado hombre"

- Friedrich Nietzsche.

Nathaniel reflexionaba en la azotea de la escuela como un monje budista en camino a la máxima iluminación, dejó que sus cabellos rojizos se mecieran con el viento del atardecer de forma calmada y sin ningún problema

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Nathaniel reflexionaba en la azotea de la escuela como un monje budista en camino a la máxima iluminación, dejó que sus cabellos rojizos se mecieran con el viento del atardecer de forma calmada y sin ningún problema.

—¿Qué es lo que piensas? —le preguntó Venom, aprovechando la situación solitaria para brotar de la nuca del pelirrojo y poder observarlo con sus propios ojos.

—No me reconocí... —musitó Nathaniel, con la vista dirigida a la línea del horizonte, pero sin observarla de verdad—. ¿Qué demonios fue eso?

—Se supone que no debería pasar —dijo Venom, gruñendo y moviéndose de un hombro del pelirrojo al otro—. No eres un mal anfitrión, pero no estamos conectados por completo.

—¿Qué quieres decir con eso? —inquirió el pelirrojo, entablando contacto visual con los gigantescos ojos blancos del simbionte.

—No remamos en la misma dirección, y eso no nos permite hacer una simbiosis perfecta, por lo que uno de los efectos secundarios es que tu personalidad puede verse alterada.

—¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! —exclamó el pelirrojo, golpeando con fuerza la barra de seguridad en la azotea y doblándola.

—No habría cambiado nada, Nathaniel.

El pelirrojo observó con estupor y las manos temblorosas la barra de acero inoxidable aplastada por ambos lados, estrujada como una lata de soda y papel aluminio.

—Y como esperaba, tus capacidades físicas aumentan de forma desproporcionada —destacó Venom, observando la hazaña del pelirrojo con un extraño sentimiento de orgullo.

—Esto no puede estar pasando —negó rotundamente Nathaniel, implorando que aquel ataque a la valla tuviese a Venom involucrado. Después de todo él era la razón de que todos sus sentidos volasen al infinito cuando sentía la adrenalina recorrer sus venas.

—Pues está pasando, y tendrás que aceptarlo —culminó la conversación Venom, volviendo de inmediato al cuerpo del pelirrojo y dejándolo solo en la azotea.

Nathaniel se desplazó a la derecha y volvió a apoyar las manos en la baranda, cerró los ojos y aguantando la respiración, apretó los puños.

El sonido del metal deformándose ya no lo sorprendió, solo sirvió para reafirmar que Venom tenía razón en lo que le había dicho, y tendría que aprender a adaptarse a su nuevo ser. Y debía hacerlo rápido, antes de que el nuevo Nathaniel consumiera al anterior.

Simbionte en París | Miraculous - 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora