Capítulo Diecisiete: A veces los cambios son extraños

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Bien, segundo capítulo del segundo arco, como pueden ver, he intentado ponerle títulos a estos capítulos, espero que queden bien. Esta vez veremos un poco más de lo que ocurrió antes de dar el salto a lo que vieron en el capítulo final del primer arco, espero les guste.

"Estar preparado es importante, saber esperarlo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida"

—Arthur Schnitzler.

Alix abrió la ventana de su habitación para dejar entrar a un héroe de traje negro que se le lanzó encima a la primera oportunidad

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Alix abrió la ventana de su habitación para dejar entrar a un héroe de traje negro que se le lanzó encima a la primera oportunidad.

—Tragapelos, ya te aguanté por teléfono... —refunfuñó Alix ante el fuerte agarre de su amigo, por lo que llevó una de sus manos al cabello rubio de Adrien y procedió a pasar sus dedos entre las hebras doradas que acompañaban esas orejas negras.

—Lo siento, solo quería un abrazo —pronunció en voz baja el rubio, ocultando el rostro en el hombro de la patinadora mientras la empujaba hacia atrás sin querer.

Alix se dejó llevar hacia atrás hasta que su espalda chocó con la pared, Adrien soltaba quejidos de su boca que eran más emocionales que físicos, por lo que siguió acariciando su cabello de forma suave hasta que lo único que saliera de la boca del rubio fueran ronroneos.

—¿Ya pensaste en lo que vas a hacer? —preguntó Alix, observando las orejas de gato de Adrien moviéndose de abajo hacia arriba, como si de verdad las estuviera usando para escucharla.

—Lo único que tengo claro... es que no seguiré en esa casa por mucho más tiempo —respondió Adrien, con la voz entrecortada y alzando con lentitud la mirada, dejando que sus profundos ojos verdes y felinos hicieran contacto visual con los azules de Alix.

—¿Y tienes un plan para eso? —preguntó la joven de cabello fucsia, llevando una mano a la mejilla de Adrien y dándole una palmada amistosa mientras hacía muecas con los labios.

—Eh, buscaré un departamento, seguiré trabajando un tiempo más en el modelaje para poder ahorrar dinero y pagar todo lo necesario —respondió el rubio con las mejillas rojas y avergonzado por los diferentes toques de Alix.

—Bueno, tragapelos, tu plan tiene algunas fallas —resaltó Alix, con una pequeña sonrisa y dándole una nueva palmada en la mejilla, comenzando a acariciarla y bajando la mano hacia una zona especial en el cuello de Adrien—. En primer lugar, debiste hacer antes lo de buscar departamentos; si te planeas ir en estos días déjame decirte que vas muy justo de tiempo.

El rubio apretó los labios y comenzó a ronronear de forma inconsciente al sentir las uñas de Alix rascando su cuello.

—Si no me equivoco, trabajas de modelo para tu padre, por lo que no te estarías independizando de él, aunque te vayas de tu gran mansión —le recordó Alix, rascando al rubio en aquella zona y disfrutando de la expresión de bobo en su rostro—. Tendrías que buscar otro trabajo de modelo.

Simbionte en París | Miraculous - 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora