XV - Tiempo Breve

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Luna empezó a trabajar en el laboratorio Urano. Para fundamentar su investigación frente al equipo científico, ella mostraba a los colaboradores en el centro de estudios cómo el telómero cromosómico ejercía sus funciones y la importancia de su equilibrio para la longevidad del organismo. Con un proyector, pasaba las diapositivas mientras explicaba.

Las máscaras habían sido abolidas por ley, pero Luna insistía en utilizar la suya para no llevarle ningún tipo de virus a su madre. Otto también hacía lo mismo, así como Solange debido a su enfermedad.

Durante la conferencia, alguien levantó la mano para hacer un comentario:

— ¿Pero no fue justamente eso lo que hizo el laboratorio Titán? Según las noticias de la prensa, ellos sintetizaron la sustancia de la longevidad.

— La fórmula no tendrá la eficacia deseada. El medicamento fallará.

Los demás colaboradores de la empresa se miraron asombrados con sus palabras y se siguió una discusión generalizada. En ese momento, el dueño del laboratorio estaba atento en pie al lado de la puerta y oía todo. Cuando todos se dieron cuenta de su presencia, el silencio reinó.

— ¡Mira! Es el doctor Lucas – uno de los oyentes le murmuró a otro colega a su lado.

Este levantó la mano para llamar la atención de Luna y hacer un comentario:

— Por favor, continúe el asunto, porque su línea de investigación nos interesa a todos.

— ¿Puede darme unos minutos para ir al servicio? – Dijo ella sintiéndose nerviosa al ser interpelada por el propietario.

Luna cogió su bolso que estaba en una mesa cerca de ella y fue rápido a tomar una medicina. Ya estaba sintiendo taquicardia, los pensamientos revueltos; mientras la sudoración bajaba por su frente como una pequeña catarata. Su intestino también aceleró y ella casi sentía el peristaltismo del sistema digestivo. Cogió un vaso de agua en el bebedero e ingirió un ansiolítico. Imaginando que su presión arterial también había aumentado, pues pisaba de modo extraño el suelo como si estuviera más alta de lo normal, tomó un anti hipertensivo. Y lo más difícil era lidiar con el miedo de que algo más ocurriría, como si sus percepciones sensorial y motora estuvieran alteradas y, en el caso de la crisis experimentada por ella en aquellos instantes, realmente estaban.

Cuando entró en el salón, las miradas curiosas se volvieron hacia ella; el murmullo terminó. Aún sentía la presión en el pecho y la falta de aire; las palpitaciones parecían saltar por la boca. Se miró las manos para ver si aún temblaban. Recordó las palabras de su madre:

"Respira hondo, pausadamente. Tú eres fuerte, hija mía. Respira..."

Cogió un vaso de agua para ganar un poco más de tiempo. Respiraba hondo sintiendo la fragancia del propio perfume del cual su máscara estaba impregnada.

Después la voz de su terapeuta parecía susurrar en su oído.

"Cuando ocurra una crisis, ten calma que todo va a pasar. Concéntrate en lo que te gusta."

Las personas se miraban esperando una reacción de la conferencista. Pronto ella se posicionó ya sintiendo los efectos atenuantes de la medicación, el doctor Lucas le preguntó para abrir la discusión:

— Si no estoy equivocado, oí decir que el fármaco Eternal, que ellos crearon en el laboratorio competidor, va a ser una frustración. Esa es una afirmación muy fuerte. Hasta la prensa ya notició ampliamente el descubrimiento. ¿Puede decirme por qué?

Con la responsabilidad de responder al dueño del Urano, Luna aspiró el aire una vez más y las palabras saltaron de su boca llenas de coherencia:

— Sí que puedo, doctor Lucas. Porque yo coordinaba uno de los equipos que trabajaba en el desarrollo de la fórmula. Algunas cadenas de aminoácidos, que aquí todos saben, son los formadores de las enzimas que son proteínas, están totalmente fuera de orden. También faltan sustancias moduladoras de la telomerasa.

Luna y el Elemento EternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora