XVI - Invasión

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Algunos días después, cuando luna confería sus mensajes antes de dormir, apareció uno de Fabio, que decía:

— ¡Hola! ¿Qué tal si saliéramos para charlar el viernes por la noche? Necesito mucho hablar contigo.

Había pasado algún tiempo y él estaba interesado en recuperar la relación. Sabía que sería difícil conseguir a alguien como Luna.

— Prefiero esperar para conversar el otro fin de semana. Aún estoy muy triste con lo que pasó con mi madre. Pero te agradezco el apoyo moral que me diste en aquel momento tan difícil.

Ella puso un emoji de carita triste al final del mensaje.

Fabio respondió con otro emoji con dos manitas haciendo una oración para que ella aceptara la invitación.

Luna sonrió al ver la respuesta en el smartphone, lo que mostraba que su corazón podría darle una oportunidad al muchacho.

Mientras tanto, allá en el Titán, Paulo conversaba con Heitor.

— Cuando me dijiste que despidiera a la joven, yo pensé que tenías el Eternal listo para la producción. Tú serías el inventor y yo registraría la patente. Pero no tenemos nada y por lo que he visto, tú eres un incompetente.

— Ella me enseñó la investigación lista. Yo creí que el fármaco funcionaría.

— Pero deberías haber esperado a los testes en vivo.

Heitor pensó en responderle al patrón a la altura, pues sabía que Paulo también había actuado con precipitación. Pero este era el dueño y de él dependía su empleo.

— Tienes razón, Paulo.

— Intenté darte una oportunidad, porque sé de tu problema con Isabela. Pero está difícil mantenerte aquí. Siempre soy exigido por la empresa asociada y por los accionistas. Le hicimos una buena oferta a Luna y ella nos desconsidera. Debe haberse quedado dolida con el modo en como la despedimos. Imagina si Luna lanza el Eternal en el laboratorio Urano, antes de que nosotros lo consigamos. Me moriré de vergüenza como empresario de éxito y haré como el avestruz, esconderé la cabeza bajo tierra.

— ¿Y si invadiéramos su apartamento robando cualquier anotación, notebooks o informaciones que ella tenga sobre la investigación de la longevidad? Estoy dispuesto a cualquier cosa para conseguir la fórmula.

— Me parece una buena idea.

— No puedo perder a mi hija. Ya perdí a su madre.

— Tienes que pensar en tu empleo también, porque estás en la cuerda floja y un viento débil puede hacerte caer. Volviendo al asunto de la invasión, puedo pedirles a mis hombres que te ayuden a hacer el trabajo sucio. Debemos llegar al resultado antes que el Urano. No quiero darle ese gusto a Lucas. Desde el tiempo de la facultad competimos por los mejores resultados.

— Entonces pensaré en un plan y lo pondré en práctica.

— Pero mira de no emborracharte y echarlo todo a perder. Voy a estar de ojo en ti. Le pediré al personal amigo de la policía para hacer un histórico de la vida de esa joven. Quiero saberlo todo sobre ella.

— Puedes confiar en mí, Paulo. También tengo mucho que perder.

— Puedes llevarte a algunos de mis agentes de seguridad. Son discretos y sabrán hacer el servicio.

Algunos días después, Luna había ido a trabajar como siempre y parecía ser un día común. Sin embargo, cuando llegó al apartamento por la noche, lo encontró todo revuelto; libros, retratos, ropas y la puerta forzada. Con cuidado verificó si no había nadie en las otras habitaciones.

Luna y el Elemento EternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora