Capítulo 23

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—¡Dios mío! ¿Estáis bien?— escondí como pude a dieciséis detrás de mi espalda, era bajito y estaba apoyado en la pared así que más o menos lo tapaba

—Yo... Em... ¿Qué?— me giré ¡La chica del bar! Ella sabe lenguaje de señas —¡Hola! ¿Qué tal? Sí, todo perfecto— hice énfasis en el "todo"

—¿Seguro que estáis bien? Está sangrando ¿Estás bien?— habló mientras movía las manos y dieciséis le respondió a duras penas —Supongo que sí, sígueme— ¿Por qué habla mientras mueve las manos?

—¿Qué? ¿Qué ha dicho?

—¿No sabes lenguaje de señas?— negué —¿Cómo estáis saliendo entonces?

—¡¿Qué?! ¡No! ¡No estoy saliendo con él!

—Menos mal ¡Digo! ¡Porque seguro que sería difícil comunicaros! Aunque claro que podría enseñarte y no habría nada de malo porqu-

Sss-sh!!— el mutante interrumpió su balbuceo sin sentido

—¡Perdón!— entre las dos cargamos a dieciséis por el callejón hasta la entrada de servicio del bar, allí lo soltamos sobre una de las cajas —Voy a por el botiquín, ahora vuelvo


La chica desapareció por la puerta del almacén y dieciséis aprovechó para secarse las lágrimas oscuras que brotaban de sus ojos "anormales" que todavía podían disimularse como dos hoyuelos


—¿Por qué te lloran los ojos?— movió las manos —¿Te vas a morir?— suspiró y negó —Pues menos mal porque ese bocado sangra mucho— el chico se miró el costado señalado y movió las manos

—Dice que no te preocupes, que dejará de sangrar en unos minutos— dieciséis sonrió para disimular el bulto de sus ojos y movió las manos a lo que la chica asintió —Resulta que cortarse en la cocina es más normal de lo que parece— le rio la broma, qué risueño se ha vuelto dieciséis de golpe —Bueno, supongo que lo suyo sería presentarme, soy Sindy— dieciséis movió las manos —Bueno, eso será tu signo pero tu nombre de verdad no puede ser un número

—Yo soy Sooki— cambié de tema

—Encantada, me encanta tu vestido— sonreí ante el cumplido


La chica se pasó un mechón corto castaño por detrás de su oreja y estrechó mi mano con entusiasmo.

Era mona, algo bajita, de mi edad, piel clara, ojos almendrados azules, pecas... Muy mona.

Dieciséis abrió el botiquín y empezó a curarse él mismo bajo la atenta mirada de Sindy, tenía razón, su costado había dejado de sangrar


—¿Cómo has acabado así?— habló mientras movía las manos —¿Te ha atacado un perro?

—¿Por qué haces eso?

—¿Hacer el qué?

—Hablar y mover las manos

—Porque así si me equivoco puede leerme los labios— tiene sentido. Dieciséis se tocó las orejas y le dijo algo —¿Cómo?— asintió —¿Entonces solo mudo? Que raro— volvió a asentir

—¿Qué ha dicho?

—Que no es sordo— la chica se puso pálida —Eso significa que...— y de golpe se puso roja de vergüenza —¡Ha escuchado todo lo que he dicho!— el mutante asintió —Qué vergüenza, qué vergüenza...— nos quedamos un rato en silencio, solo se escuchaba a dieciséis siseando concentrado, pero tenía demasiadas preguntas

Co (Más que un escorpión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora