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Luzu y Quackity habían tardado en conciliar el sueño y por eso les costo despertarse. Los niños en cambio estaban  tan emocionados que fueron los primeros en levantarse, despertando a los demás a las 8 de la mañana. Vegetta y Foolish prepararon el desayuno para todos mientras Roier y Juan conocían un poco a los amigos de sus padres.

Pasadas las 9 todos habían desayunado ya, pero Luzu y Quackity aun no aparecían. Talvez querían retrasar lo máximo posible el momento en que tendrían que verse de nuevo después de la tarde anterior.

-¿Hay muchos animales en el zoológico? -preguntó Juan emocionado.

-Muchísimos, y además si te portas bien te dejan dar de comer a las llamas -le explico Vegetta.

-Buenos días.

Todos se dieron la vuelta al oír a Luzu, que fue hacia la cafetera. En ese instante también apareció Quackity y saludo a todo el mundo. Los niños empezaron a revolotear a su alrededor. emocionados por el día que los esperaba. La castaña sonrió mientras tomaba un sorbo de café y Quackity se sirvió un par de panqueques.

-Cuando vayamos al parque de atracciones quiero subirme a la montaña rusa y saltar en el castillo inflable -comento Roier emocionado.

-¡Yo quiero ir a los carritos chocones!

-Habrá tiempo para todo, tranquilos -dijo Quackity divertido. -Y comeremos algodón de azúcar -añadió.

-¡Bien!

Karl le susurro a Sapnap con una sonrisa:

-Me encanta verles así, parecen una familia.

-Es que lo son -respondió el susodicho.

-Es que lo son -respondió el susodicho

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-No creo que sea buena idea.

Auron mojó una galleta en su taza de café antes de darle un mordisco.

-Lo que no es buena idea es dejarles pasar juntos todo el día. ¡Piensa en las consecuencias que podría tener eso! ¡Piensa! -gritó Rubí, histérica.

-Solo es un día. Si te presentas ahí no solo harás que se sientan incomodos los adultos, sino también los niños. Y te recuerdo que a ti eso no te conviene, porque tendrás al crio en casa durante mucho tiempo y que te odie por esto afectaría gravemente tu relación con Quackity -dicho eso, mojó otra galleta y se la comió.

-¡¿Y que importa?! Es mejor eso a que alguien descubra algo, porque entonces perdería a Quackity por siempre.

-Quizás tengas razón... mas sigo pensado que nuestra presencia allí estaría de mas. Por no mencionar que sería demasiado obvio si aparecemos los dos. Yo vivo en la ciudad y cabe la posibilidad de que me los encuentre, podría decir ¡que coincidencia! ¿Pero tú. Rubí? ¡Qué dirás? -se comió otra galleta. -Uy, que coincidencia que haya venido desde Las Nevadas y casualmente haya acabado aquí justo donde están ustedes. Pero que conste que no los estaba espiando, eh -dijo poniendo una voz aguda para imitar a al mujer, que le miraba con semblante aburrido.

Malentendido-LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora