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-Sabes, me alegra que hayas recapacitado -Auron se sentó frente a Rubí, se habían encontrado y entraron a una cafetería cerca del parque. -Aunque ahora creo que quedaremos un poco mal por dejarlos plantados.

-Créeme, ni notaran nuestra ausencia -respondió molesta. -Quería quedarme a vigilar pero no aguanto ni un minuto mas. Además en pocas horas nos iremos y con un poco de suerte no volveré  a ver a Luzu hasta navidad.

-De todas formas no tienes de que preocuparte, con un poco de suerte Luzu y yo estaremos comprometidos, o aun mejor, casados, así que nuestros problemas habrán terminado oficialmente. En mi opinión ya lo esta, pero tu eres demasiado paranoica y vives con miedo a que descubran algo.

Rubí fruncio el ceño y tomo un poco de cafe.

-No vamos a discutir eso de nuevo.

-Estoy de acuerdo.

-Por cierto, quería preguntarte algo personal -dijo en voz baja. -Has podido, ya sabes... lo que hablamos hace tiempo. 

Auron soltó una risa al comprender y miro a su alrededor antes de hablar para asegurarse de que nadie mas escuchara.

-Pues no. En muchas ocasiones hemos estado a punto de acabar en la cama a lo largo de estos años pero en el ultimo momento siempre me pedía disculpas y se marchaba.

-Vaya... Quackity se comporta igual. No me quejo, en todos los demás aspectos me trata como si fuera su mujer, pero en la cama me da la espalda y se duerme.

-Me gustaría poder ayudarte, pero no se como -comento Auron. -Lo mío tiene solución, cuando estemos casados no creo que vuelva a rechazarme. Pero si Quackity no quiere casarse contigo no se como lo obligaras a...

-Habla mas bajo, alguien podría oírte.

-Tranquila, las señoras de esa mesa están demasiado ocupadas criticando a aquella chica por su minifalda.

-Tarde o temprano lo hará. Y dada la situación, ya sabes lo que sigue después -Auron asintió. -Pero por ahora me conformo con largarme de aquí y seguir con mi vida normal como si estos dos días no hubiesen existido.

Después de subir a casi todas las atracciones, comer algodón de azúcar y tomarse montones de fotos, el grupo salió del parque

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Después de subir a casi todas las atracciones, comer algodón de azúcar y tomarse montones de fotos, el grupo salió del parque. Todos estaban de buen humor y el hambre los llevo a la pizzería que había al otro lado de la calle.

Un sentimiento de nostalgia se instalo en el pecho de Quackity y Luzu cuando entraron, pues habían estado en ese lugar muchas veces cuando aun eran pareja. Los dos compartían un amor incondicional por la pizza de cuatro quesos, al igual que sus hijos. Pidieron una de tamaño familiar y otra de jamón y queso para compartir con los demás. Los niños estaban encantados, era su primera comida familiar.

El rato que pasaron en la pizzería fue agradable y el tiempo paso volando. Las dos pizzas se fueron reduciendo trozo a trozo, hasta que finalmente quedo uno solo. Luzu y Quackity no se dieron cuenta, extendieron sus manos para agarrar el trozo de pizza y sin querer se tocaron. Retiraron las manos inmediatamente y sonrieron nerviosos.

-Comételo tu, yo ya estoy lleno -dijo Quackity.

-No, mejor cometelo tu -replico Luzu.

-Bueno, si no se ponen de acuerdo me lo como yo -intervino Wilbur y se comió lo que quedaba de la pizza de un bocado. Todos rieron.

Finalmente llego la hora de marcharse. Estaba anocheciendo ya que cuando entraron a la casa y los niños corrieron emocionados. Quackity y Luzu se quedaron solos en la entrada.

-Ha sido un buen día, tendremos que repetirlo -Luzu sonrió. -Gracias por todo, has hecho un buen trabajo educando a Juan.

-Tu también criando y educando a Roier -contesto Quackity. -Los dos lo hicimos bien -ella asintió.

-Bueno, pues... supongo que es hora de que se vayan.

-Si, supongo. Aunque la vedad es que ahora mismo no tengo muchas ganas de irme -murmuró sin pensarlo demasiado. -Mañana tengo que madrugar para trabajar, ya sabes...

-Si, yo también, y tendré que trabajar el doble porque hoy me tome el día libre

-Te deseo suerte.

Luzu y Quackity se quedaron mirándose a los ojos. Ya no había tensión, solo un sentimiento de tristeza por parte de los dos porque volvían a despedirse y se echarían de menos. Pero no pensaban admitirlo, eran demasiado orgullosos para eso. Sin embargo, a veces no son necesarias las palabras para expresar lo que uno siente. Casi sin darse cuenta, Quackity se acerco lentamente a Luzu y pocos segundos mas tarde, sus rostros estaban a apenas unos milímetros de distancia. Mas antes de que pudieran besarse, alguien llamo al timbre y el sonido les regreso a la realidad. Luzu abrió la puerta y para su disgusto, ahí estaba Rubí. 

-Imagino que lo pasaron muy bien, pero ya es hora de irse, Quackity -le dijo con su mejor sonrisa.

-Claro, iré a despedirme de Roier y a traer a Juan.

Luzu y Quackity fueron a buscar a los niños, Rubí decidió esperar a fuera. No veía la hora de irse de ahí.

-Niños, es hora de irse -anuncio Quackity.

Roier y Juan se levantaron de inmediato con mala cara.

-¿No podemos quedarnos un día mas? -pregunto Juan y fue a abrazar a su madre. -¿Solo uno?

Quackity alzo a Roier en brazos y el lo abrazo.

-Yo no quiero despedirme de mi hermano -se quejo el niño. -Ni tampoco de ti -continuo mirando a Quackity. -Quédense un poco mas, por favor.

-Sus padres les dieron un fuerte abrazo y un beso a sus hijos antes de separarse de nuevo. Roier comenzó a llorar y Luzu estuvo apunto de hacerlo también, pero mantuvo la compostura. Quackity quiso que sus amigos decidan si querían irse o no. 

Luzu y Roier vieron como Rubí  junto a Quackity y Juan. El niño se fue corriendo a su habitación y cerro la puerta. Luzu se pregunto si debía ir tras el, pero Willy desde el pasillo le hizo un gesto para que esperara un poco.

Desde la ventana de la cocina, Vegetta y Foolish vieron una luz blanca de un teletransportador y se miraron con preocupación.

-No he podido decirle adiós a Juan -chillo Vegetta.

-Tranquilo, en unos días te lo traeré de vuelta.

-¿Tu también te marcharas ya?

-Debería... pero no sufras, antes de que te des cuenta habré regresado -respondió.


-Supongo que ya debemos irnos -murmuro Karl

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-Supongo que ya debemos irnos -murmuro Karl. Sapnap le dio un beso en la mejilla.

-Espero les vaya bien -esta vez hablo Wilbur.

-¿No te quieres ir? -le pregunto Sapnap.

-No. Quiero ver lo que va a pasar -contesto con una sonrisa.

-¿A que te refieres? ¿Qué es lo que va a pasar? -pregunto Karl un tanto confundido.

-Ya lo sabrán.

Malentendido-LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora