JIMIN
El club es bastante grande, debo decir. Tiene estos techos altos de los que ni siquiera puedo reconocer el color porque está demasiado oscuro por las luces que más bien parecen reflejar sombras. Hay un salón principal muy amplio donde la gente puede reunirse e interactuar, con reservados en rincones casi totalmente oscuros que constan de sofás largos y mullidos alrededor de mesas bajas y cojines en el suelo donde se puede ver a una que otra persona, sumisos, según sé, de rodillas junto a su dominante. Al fondo a la izquierda hay una barra bastante larga también, rodeada de bancos altos donde la gente pide bebidas a un par de bartenders. En el centro de la sala hay un escenario no tan alto, pero lo suficientemente ancho para que quepa un banco tapizado y acolchado con lo que parece cuero negro por como brilla y justo al lado una cosa que parece como una cruz, pero no está en posición vertical, sino más bien a media vuelta como una X de madera, con esposas colgando de cada uno de los cuatro extremos, así como una mesa mediana con algunos artículos que no puedo discernir, pero que estoy seguro que son juguetes para una escena BDSM.
Todo es tan surreal. Estar aquí es tan surreal que no puedo abarcarlo todo con los ojos. Es emocionante por fin estar en un lugar así y también es intimidante por todas las cosas que hay y que sólo había visto en fotos o videos en internet. Casi me pierdo todos los demás detalles, como las cabinas más atrás, casi hasta el fondo del salón, donde se puede ver apenas a parejas a través de las cortinas semitransparentes y la gran cantidad de juguetes y accesorios colgando de las paredes en una gran exhibición kink alucinante. También me había perdido por un instante de la zona acordonada en el extremo derecho, probablemente la zona VIP, donde predomina una gran silla elegante en la que está sentado un hombre largo y delgado, con los hombros anchos y definidos y por supuesto un antifaz de medio rostro adornado con plumas y piedras brillantes, acomodado suavemente sobre una melena oscura un poco larga peinada hacia atrás. Debe ser el anfitrión por como exuda propiedad y familiaridad con el entorno.
De verdad estoy en un club como este, después de que Hoseok me ayudara a escoger un par de pantalones de cuero sintético que guardaba en el fondo del armario y que me quedan solo un poquito demasiado apretados, pero que, según mi amigo me quedan perfectos y resaltan mi trasero y una camiseta de manga corta que apenas cubre mi ombligo, de un color plano azul cielo, mis zapatillas de tacón cuadrado y punta un poco larga y un antifaz que él mismo compró en una tienda de disfraces esta tarde después de salir corriendo de la habitación que compartimos. No me dejó siquiera ver el maldito antifaz hasta que estaba por salir por la puerta rumbo al club al que no me quiso acompañar porque el kink no es su estilo y la vainilla va bien con el café con leche y no sé qué más.
Así que estoy solo, pero bastante emocionado de ver por fin en persona todo lo que solamente había visto en la pantalla del computador y mi celular, Todo es nuevo y a la vez familiar y un zumbido de excitación me recorre todo el cuerpo al ritmo de la música de fondo.
Según la página de Instagram del club, las noches de antifaz también hay espectáculo para el público. Escenas entre un sumiso y un dominante para el entretenimiento de los asistentes y que por lo general se realiza con un dominante experimentado y un sumiso escogido de entre todos los asistentes. Ya sea uno con experiencia o un principiante, como yo. Eso es lo que significa el brazalete amarillo que traigo puesto en mi muñeca derecha. El que el hombre grandote y con pectorales que dejan en vergüenza a un par de senos me colocó después de preguntar si era dom o sub y que si tenía experiencia o no.
Probablemente no vaya a ser elegido en la primera noche en que estoy aquí, pero si lo fuera, podría intentarlo. Total, si hago el ridículo, nadie sabrá que he sido yo, Park Jimin. Porque el antifaz que traigo puesto enmascara la mitad superior de mi rostro y me puse un par de lentes de contacto azules para despistar, además del labial rosa mate que unté en mis labios de manera sutil mientras me peinaba frente al espejo. El antifaz de seda texturizada negra con encaje también negro en los bordes y pequeños cristales a lo largo de la línea de las cejas se amoldan al contorno de mi cara como si fuera una segunda piel y es bastante cómodo con las cintas sedosas que se atan detrás de mi cabello rubio en un lazo que le llevó a Hoseok unos tres intentos hacer hasta que quedó como él quería. Entonces, estoy lo suficientemente cubierto por el antifaz, los lentes de contacto y el labial como para no ser reconocido por nadie y quiero tanto la experiencia que si tengo la oportunidad no voy a despreciarla.
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Dominans |YoonMin|
FanfictionJimin tiene un problema de ansiedad por el estudio que le ha costado una clase reprobada y un curso extraordinario para poder recuperarla. Fuera de eso, siempre le ha gustado todo lo que tiene que ver con el kink. No lo ha experimentado, pero sabe...