💎 Seis 💎

2.1K 306 5
                                    

YOONGI

Han pasado cinco días desde que estuve en Dominans y monté esa escena con el sumiso novato. Pero, no puedo sacarme de la cabeza el hecho de que parecía todo menos un novato. Sus gestos, su sumisión y su respuesta dolor-placer eran tan naturales que me sentí embriagado por encontrar a alguien así, aun si es joven. Él, de una manera instintiva sabía qué hacer y disfrutó de cada segundo y no se opuso a que lo llevara a un lugar privado y terminara la escena dónde nadie pudiera vernos, donde sólo yo sería testigo de su verdadero placer.

Fue todavía más embriagador el hecho de que me dejará cuidarlo mientras el subidón de endorfinas se desvanecía. Parecía necesitarlo, aunque no lo pidiera y mi instinto se hizo cargo en ese momento. Acurrucarlo hasta que estuviera en sus cinco sentidos no parece ser la gran cosa, pero si de verdad se desplazó al espacio mental de euforia que queda después de una escena, haberlo dejado ahí por su cuneta lo habría dejado sintiéndose mal y quizás humillado. Yo no podía hacerle eso y no quería tampoco.

Cuando lo acompañé a la puerta del club, donde esperaba el taxi que NamJoon había pedido para él, no supe qué decir. Sólo le abrí la puerta del auto y él me agradeció de la manera más dulce que hubiera esperado, sin palabras, pero con esa inclinación de cabeza que me decía que estaba contento de que yo haya sido su maestro por esa noche. Y yo volví adentro sintiéndome bien conmigo mismo, sintiendo que aún había esperanzas para el dominante nato que era y la posibilidad de establecerme con un sumiso hecho especialmente para mí. Solo debía buscarlo, o esperar que el chico del antifaz de seda y labios rosas volviera por más. Más de mí.

En el área VIP Jungkook había estado con la misma sonrisa idiota que me dio cuando había bajado con el chico en brazos.

—Bueno. Eso si fue inesperado —Jungkook ya había vaciado una copa de vino y jugueteaba con el zarcillo enterrado en su labio inferior con una diversión maliciosa en su mirada.

—¿De qué hablas?

—El chico es sumiso de corazón. Uno de esos que poco se ven en estos tiempos, no en chicos tan jóvenes.

—Tú eres joven —objeté.

—Tú también, pero él es más joven que tú y ambos sabemos que gente así viene aquí buscando sólo una experiencia más en su libro de aventuras y no un sentido a sus vidas, a sus personalidades y gustos.

Jungkook había estado bastante en lo cierto. Podría decir que el chico tiene la edad de uno de mis estudiantes de tercer año en la universidad y aunque yo no soy mucho mayor en años, mi alma no se siente tan juvenil desde hace tiempo. No obstante, sabía que mi amigo tenía algo más que decir, más que sólo su valoración de la autenticidad del sumiso.

—Entonces, lo que intentas decir es... —hice la pausa para que él llenara el silencio con su respuesta.

—Que el podría ser para ti. —Resoplé, pero él había continuado como si yo no hubiera hecho ningún gesto. —Sé que piensas lo mismo. Él pudo haber subido al escenario buscando una experiencia, pero una vez que tomaste el control, simplemente se derritió, confió y te entregó su voluntad. Más que curiosidad, había algo más en él y si yo lo vi, tú también. Quizás podamos averiguar quién es y-

—No.

Probablemente Jungkook estuviera intentando hacer algo por mi y mi soledad, pero no necesito su ayuda en eso y en términos prácticos, las noches de antifaz tiene un objetivo. Misterio.

—Entonces, solo nos queda esperar a que vuelva la próxima vez y quiera volver a jugar.

Sí, tal vez secretamente esperaba que volviera la próxima vez, en martes. Pero no es así como funciona el espectáculo que ofrece el club. Las escenas tenían una constante y sólo una. Yo. El dominante.

Dominans |YoonMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora