💎 Doce 💎

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YOONGI

Cuando comencé el semestre y conocí a mis nuevos estudiantes, era sólo un grupo más que pasaba por mi clase, por mi salón.

Me gustan las cosas bien hechas y es por eso que me esmero en mis cátedras, aun si repito las mismas materias una y otra vez cada semestre y cada año desde que me gradué yo mismo de la universidad e inmediatamente me contrataron para impartir clases, pero sé lo que es ser estudiante y por una u otra razón decidí que ser estricto y esperar algo de mis alumnos, venía también de la mano con que yo supiera enseñar. Es algo que viene de fabrica conmigo, como el hecho de que me gusta dominar y recibir obediencia, pero también adiestrar a quien vaya a ser mi sumiso en una dinámica. Esos aspectos dominan ambos lados de mi vida sin duda alguna. Les enseño a mis estudiantes para que aprendan y pongan en práctica, no para que se mofen de un cerebro dotado sacando notas máximas por haber memorizado conceptos. No es lo mismo que aprender, a mi parecer. Aprecio a un estudiante de siete casi más que a uno de diez y me esfuerzo con los más difíciles.

Difíciles.

El término es un eufemismo cuando se trata de Park Jimin. No lo entiendo y nunca pude hacerlo. El chico se comporta de una manera extraña en mi clase, todo ansioso e inquieto. Enterraba la cara en el libro lo que duraba la clase, pero al momento de las evaluaciones nunca dio una ni para salvar su vida, aun cuando ese amigo suyo -Jung Hoseok- pasaba casi toda la clase susurrándole al oído alguna explicación simplificada de mis lecciones.

Lo sé porque lo escuché algunas veces.

Me hice a la idea de que era yo el que no estaba siendo un buen profesor, pero pronto me di cuenta de que no era el caso. A mitad del semestre, todos mis intentos de que Park se pusiera a nivel del resto de la clase fueron un fracaso y me resigné a que sería el primer estudiante en todos mis años como maestro en repetir mi clase. Al final del curso regular, ni siquiera me molesté en poner su nombre en la lista de calificaciones y estoy casi seguro de que él tampoco se molestó en revisarla. Ambos sabíamos que no había aprobado y que tendría que re-cursar.

Cuando me pidieron impartir el curso extraordinario para tres estudiantes que sólo estaban ganando créditos y un repitente, estuve a punto de negarme. No me gustan los cursos extraordinarios, pero desde hace un tiempo la soledad se ha filtrado en mi vida sin poder detenerla, como humedad en las paredes que es imposible quitar, aunque lo intentes; por eso paso mi tiempo libre entre semestres dando clases fuera de calendario para no estar encerrado en mi casa sin hacer nada. Sin embargo, eso también se estaba volviendo cansado. Trabajar y trabajar todo el tiempo.

¿Qué me hizo tragarme la negativa?

Saber que el estudiante que iba a repetir era Park Jimin. Me intrigaba y me intriga de maneras que no puedo explicar. Me carcome saber sus razones, sus motivos para no aprender de mi clase, e incluso pregunté a otros maestros. Su problema no se limita a mi área, la diferencia es que de alguna manera ha logrado salvar las otras clases, por poco y a duras penas.

Entonces, mi curiosidad me hizo decidir seguir con un curso más en vacaciones. Para tratar de comprender a Park. Porque no soy conocido por darme por vencido en nada.

Es y ha sido así siempre.

Excepto cuando me di cuenta de que la parte de mi vida en la que soy un dominante no se vio satisfecha de ninguna manera. Jugué con decenas de hombres que se hacían llamar a sí mismos sumisos, incluso encontré a algunos auténticos, pero esos, inclusive, no eran compatibles al cien por ciento conmigo. Les gusta el juego, pero no la verdadera intimidad que viene detrás de una escena. Les gusta el dolor, el placer, la dominación; pero sólo por lo que dura la escena y luego, el estado mental se esfuma mucho más rápido de lo que llegó y se van sin querer repetir al menos el juego. Yo, por el contrario, debajo de la máscara de seriedad, antipatía y obsesión por el trabajo, soy un dominante hambriento de más, de lo que viene después de la escena, cuando el juego se termina y quedan solamente dos cuerpos, dos personas satisfechas. A mi me gusta ver la felicidad y deleite en un sumiso y el agradecimiento por lo que yo pueda darles, por lo que pueda hacerles sentir. Me contento con sentir que lo he hecho bien y espero que no sea sólo para una escena de una sola vez.

Dominans |YoonMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora