C A P I T U L O | 21

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27 julio 2019
Rancho de Serafín Zambada. El Álamo, Sinaloa



















pov Alexa















Serafin nos había invitado a montar y una carne asada después, según el no era borrachera pero todos conocemos a Sera, es obvio que si. Así que aquí estábamos en el rancho de él, esperando que ensillaran todos los caballos.

Dos dias han pasado desde que ocurrió aquello con Ovidio, después de que me dejó en mi casa no le he visto, ni contestado sus mensajes y llamadas. Se podría decir que lo estaba ignorando.

Pero es que no sabía que sentir. Por un lado si, me sentía avergonzada por la forma tan fácil que me dejé llevar y que no me negué en ningún momento.

Esa tensión que teníamos entre los dos desde aquel beso que me dio y desde antes, se sentía aún más. El ver la manera en que el también había perdido el control como lo había echo yo en ese momento me descontrolo.

Camionetas empezaron entrar al rancho de Sera, no podía falta la Urus roja de Néstor y detrás de esta venia la G63 de Ovidio. Según Sera había dicho que no iban a venir pero al parecer mintió.

De la camioneta de Ovidio se barajaron el - vaya la redundancia - y Alfredo. De la Urus obviamente Ivan y Nestor acompañados de Vicente.

Agarre del brazo a Pame y la hice caminar hasta abajo de la palapa, antes de que llegaran a donde estábamos nosotras. De reojo vi cómo empezaron a saludarse unos a otros y de la puerta corrediza salió Serafin gritándoles un "Hola amores de mi vida"

- ¿Lo vas a seguir ignorando? - asentí a su pregunta - Sabes que tarde o temprano tienen que hablar

- Pues mejor que sea tarde - me encogí de hombros

- Ese hombre está que se muere por ti Alexa, nomás te complicas las cosas

- Ya se joder, pero es que me da miedo volver a intentar algo - me abrace a mi misma - ¿Y si resulta ser igual que Alejandro?

- No todos son como el pendejo ese, o sea si muchos pero no todos - ambas nos reímos - Solo date una oportunidad y déjate llevar, no pienses en lo que vendrá

Iba hablar cuando unas manos grandes y se posaron en mi cintura desnuda por el top que traía, pegándome a su pecho. Con el solo olor de su perfume sabía que era el.

- No piensa saludar usted sangrona - susurró en mi oído haciendo que me dieran escalofríos - ¿O me va a seguir ignorando?

Me voltee como pude pues aún me tenía sujeta por la cintura. Lo vi directamente a los ojos, un poco ocultos por su gorra negra.

- Hola - susurre solo para nosotros

- Chula - deposito una beso en la comisura de mis labios

- A ver ustedes dos se me separan - llego Serafin hasta nosotros - Ovidio tus manos lejos de la niña, como vas - tronó sus dedos

Ovidio soltó mi cintura, levantando sus manos como si fuera inocente, los plebes venían atrás de él riéndose por lo que había dicho Sera.

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