10 octubre 2019
Sinaloa, México
pov Ovidio
Venía llegando de las bodegas donde seguíamos torturando a los dos hombres que habíamos sacado cuando rescatamos a mi bonita.
Traía toda mi ropa sucia por lo que me daría una ducha para regresar a mi oficina a ver los papeles que me dejaron en la mañana sobre la mercancía.
Me despejo de mi ropa y entré a la regadera, el agua fría caía en mi espalda al tener la cabeza agachada.
Pensaba en cómo estaba mi pequeña familia en Mónaco. Quería estar cerca de ellos y disfrutar el embarazo de mi mujer al lado de ella, ver cómo su vientre crecía poco a poco pero eso sería imposible hasta que no encontramos quién estaba detrás de todos esto.
Le había prometido que estaría lo más pronto posible a su lado pero a como miraba las cosas, sería un promesa que no sabría si la cumplirá.
Talle con la esponja con jabón mis manos y brazos que eran los que más estaban manchados de sangre, para después hacerlo con todo mi cuerpo. Deje que saliera todo el shampoo de mi cabello y cerré la regadera para salir de la ducha.
Me cambié con otra camisa pero ahora negra - que mi chula me había planchado y acomodado antes de irse - un pantalón oscuro, seque con la toalla mi cabello para después ponerme la gorra, mis cadenas, reloj y fajarme mi pistola.
Salí de la casa que compartía con mi bonita en Culiacán para ir a la otra casa que había convertido en mi casa de seguridad en general "oficina" como le dicen aquí en Culiacán.
Deje mi camioneta en la cochera y baje de ella para entrar a la casa en silencio. Desde que mi Alexa se ido todo a mi alrededor era silencioso.
Entre a la oficina de la casa con un plato de comida en mis manos, ahora comía solo pues mis hermanos también tenían cosas que hacer.
Cuando termine continué con mi trabajo el cual fue interrumpido por unos toques en la puerta.
- Pásale Panu
- Con permiso Ovidio - entró - Hay una mujer que dice que usted la conoce y quiere hablar con usted
- ¿No les dijo el nombre? - negó con la cabeza
Cheque en las cámaras de mi computadora para ver de quién se trataba.
- Ahora que quiere esta plebe - murmuré solo para mi - Haz que pase
El asintió y salió de la oficina, iba para el año que no sabía nada de ella y ahora venía y se paraba en mi casa sin más.
La vi que entró por la puerta de mi oficina con un bulto en sus manos, se sentó en la silla frente a mi escritorio.
Y lo que vi me dejó en silencio.
- Ovidio te presento a tu hija - fue lo primero que dijo
Mire a la niña frente a mi al igual que la mujer que en un tiempo fue mi novia/mujer, me negaba completamente a que esa niña fuera mi hija.
