Madrugada del 25 septiembre 2019
Sinaloa, Méxicopov Omnisciente
Mas de 20 camionetas iban al destino que había llegado al teléfono del menor de la Dinastía Guzmán.
Llenas de hombres armados hasta el tope, tenían una consigna que cumplir.Rescatar a la mujer de su patrón.
Zambada y Guzmán iban dispuestos a todo.
Por primera vez estarían en un enfrentamiento y no detrás en oficinas ordenando y coordinando a sus hombres. Al igual que Don Ismael después de meses sin estar al 100% cargo del cartel - pues ahora sus hijos y ahijados los manejaban - estaba en su oficina coordinando junto a Vicente y al tanto de los descendientes de las familias más poderosas del narco. Tal y como su compadre el Chapo hubiera querido.
Ovidio iba con la mirada perdida en la carretera, no hablaba. Ojeras en su rostro eran muy notorias, su ojos apagados, caídos por la tristeza y desesperación. Estaba más pálido de lo normal, no había comido nada en días, había perdido por completo el apetito - raro en él - con solo mirarlo sabías lo cansado que estaba.
Serafin, estaba por las mismas que Ovidio, ambos hombres estaban volviéndose locos.
En las camionetas solo se escuchaban los ruidos producidos por los radios en las viseras. Nadie habla, Ivan estaba pendiente de su hermano menor, tenía miedo a como reaccionaría al ver el estado en que se podría encontrar su cuñada.
Nestor manejaba a gran velocidad la camioneta donde se encontraban las cinco cabecillas del Cartel de Sinaloa. Mayito flaco miraba a su hermano quien tronaba sus dedos, todo le recordaba a esa vez que estaban igual pero en diferentes circunstancias, sin un secuestro de por medio.
- Estamos por llegar - informó Nestor - Recuerden el plan, rodeamos todo el perímetro y bajamos en silencio hasta la bodega. Las pistolas con silenciador, entramos cinco y salimos seis de ahí - volteo de reojo - El hospital ya está cerrado por cualquier cosa
Asintieron a sus palabras, y empezaron acomodarse sus pistolas y pecheras, llenándolas de cargadores llenos de balas.
A lo lejos divisaron las bodegas que marcaban las coordenadas, en un abrir y cerrar de ojos todo estaba rodeado impidiendo la salida de los hombres dentro de las bodegas.
Un grito salió de la mujer que se encontraba solo en ropa interior al sentir el agua caliente quemando su cuerpo.
- No me hagan más daño - susurró entre lágrimas - Déjenme por favor - suplico
Sin embargo su petición no fue escuchada, un hombre la tomó de los brazos para después aventarla contra el piso, comenzado a repartir golpes por todo su cuerpo.
Llevo sus manos rápidamente cubriendo su abdomen, buscando protegerlo. Doblo sus piernas en un intento de cubrirse más pero aquello había sido un error.
- Ahora se porque tienes vuelto loco al Guzmancito - la voz de aquel hombre se escuchó en su oído
Alexa se estremeció a la cercanía que se encontraba de ella, siento su lengua asquerosa pasar por su ojera, llenando de baba.