En la oscuridad de su escondite, Special Ghoul estaba sentado frente a una mesa con un cuaderno y varias hojas de papel. La habitación estaba iluminada únicamente por la tenue luz de una vela parpadeante. Su mirada estaba fija en las páginas, pero su mente estaba en otro lugar, inmersa en un torbellino de pensamientos.
Las palabras de Sister Imperator resonaban en su cabeza, una advertencia de lo que debía hacer para mantener a Vanessa a salvo. Aunque luchaba contra ello, sabía que había una amenaza que debía ser neutralizada: Ann. Tomó una profunda respiración y comenzó a garabatear notas en el papel, trazando un plan detallado.
La tensión en su rostro era palpable mientras escribía, sus cejas fruncidas en concentración. Pero había algo más en su expresión, un conflicto interno que se reflejaba en sus ojos. A medida que esbozaba el plan, recordaba cada interacción con Ann, cada conversación compartida, y la imagen de su rostro amable se imponía en su mente. Aunque habían tenido un mal comienzo pudo comprender las intenciones nobles de Ann, y sin querer había desarrollado un leve sentimiento de confianza hacía ella.
"Estoy haciendo esto por Vanessa", se repetía a sí mismo, pero incluso mientras lo hacía, no podía evitar sentir una punzada de remordimiento. A medida que el plan cobraba forma, se dio cuenta de que implicaría herir a alguien que, de alguna manera, había formado parte de su vida en el castillo.
Las hojas de papel comenzaron a llenarse con detalles meticulosos: horarios, patrones de movimiento, lugares donde Ann solía estar. Special Ghoul estaba creando una estrategia que le permitiera acercarse a ella sin ser detectado y llevar a cabo su objetivo de manera eficiente.
Sin embargo, cuando terminó de escribir, quedó mirando las páginas con un sentimiento de vacío. Aunque había trazado un plan meticuloso, no podía evitar sentir que estaba traicionando sus principios, incluso si era para proteger a Vanessa. Había observado tantas veces la relación de Copia con Ann que le dolía traicionar así al nuevo Papa. Le quitaría a su gran amor por salvar al amor de él.
Pasaron las horas y Special Ghoul seguía sentado en la mesa, con los papeles esparcidos frente a él. El dilema entre lo que sentía que debía hacer por Vanessa y su resistencia interna a lastimar a alguien más lo estaba consumiendo. Se sentía atrapado en una lucha interna de la que no sabía cómo salir.
Finalmente, apagó la vela y se quedó en la oscuridad, su mente aún en conflicto. Sabía que tenía una decisión importante por delante, una que podría afectar el curso de muchas vidas. Sin embargo, también sabía que debía enfrentar sus propios sentimientos y evaluar si estaba dispuesto a sacrificar su propia integridad por el bien de otro.
Special Ghoul se recostó en su cama, exhausto por las horas de pensamientos tormentosos que habían ocupado su mente. Cerró los ojos, esperando que el sueño lo llevara lejos de sus dilemas y preocupaciones.
Todo estaba envuelto en una neblina oscura y espesa. Se encontraba en un lugar que le resultaba extrañamente familiar, aunque distorsionado. Caminaba por pasillos oscuros y tenebrosos, guiado por una fuerza inexplicable. Sabía que había algo que debía hacer, una tarea que no podía evitar, aunque su corazón se resistiera.
A medida que avanzaba, los pasillos se tornaban más angostos y opresivos. El corazón de Special latía con fuerza, su mente confusa entre la necesidad de cumplir con lo que sea que se suponía que debía hacer y la inquietante sensación de que algo estaba terriblemente mal.
Finalmente, llegó a una habitación oscura con una figura en el centro. La figura estaba de espaldas a él, pero Special sabía quién era. Ann. Se encontraba paralizado, un conflicto interno agitando su interior. En su sueño, la voz de Sister Imperator resonó en su cabeza, martillando la urgencia de su tarea.
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A la Cima del Poder - Papa Emeritus IV FanFic - LIBRO 2
FanfictionLIBRO 2 Desde abajo, en sombras despreciado, un alma audaz en busca de su voz, asciende sin cesar, decidido y honrado, a la cima del poder, donde hallará su voz. Cargos menores no frenaron su pasión, sueños ardientes lo llevaron a crecer, hasta que...