Capitulo 21 ''Lejanía''

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El tren llegó a Gotemburgo con una puntualidad impecable. Ann, recogiendo sus pertenencias, se preparó para el siguiente tramo de su viaje. La estación de tren era una mezcla de actividad frenética y estructuras grandiosas, pero ella avanzó sin detenerse demasiado, enfocada en su destino.

Al salir de la estación, el olor salado del mar la envolvió de inmediato, despertando en ella una oleada de nostalgia. La brisa marina le trajo recuerdos de un tiempo pasado, cuando vivía en una zona costera, donde el horizonte azul parecía no tener fin y el mar ofrecía una vista preciosa y reconfortante. Aquellos días habían sido hermosos, llenos de una tranquilidad que le resultaba ahora casi irreal.

Sin embargo, con la nostalgia también vino el dolor. Recordó cómo, al ser vista con un comportamiento que sus vecinos consideraron sospechoso, fue rápidamente tachada de bruja. La persecución que siguió había sido brutal y despiadada, forzándola a escapar para salvar su vida. La sensación de ser linchada por aquellos que alguna vez la habían considerado parte de su comunidad dejó cicatrices profundas en su alma.

El aire de las costas suecas era medianamente cálido, un contraste notable con el fresco verdor de las tierras interiores que había dejado atrás. Las olas rompían con un ritmo constante y el sonido del agua chocando contra los muelles le proporcionaba una extraña mezcla de paz y tensión. El azul casi infinito del mar se extendía ante ella, un recordatorio del vasto y desconocido mundo que la esperaba.

El viento inminente la hizo esforzarse para mantenerse de pie, su capa ondeando con fuerza a sus espaldas. Avanzó hacia la zona de embarcaciones, donde los barcos estaban alineados, preparados para llevar a los viajeros a sus diversos destinos. Cada paso que daba la acercaba más a su objetivo, pero también la sumergía más en los recuerdos de su vida pasada. Sentía una mezcla de emoción y aprensión al estar tan cerca de continuar su viaje hacia Salem.

Con determinación, Ann se dirigió a la taquilla de las embarcaciones, su mente centrada en lo que vendría. Aunque el pasado seguía pesando en su corazón, sabía que debía seguir adelante. La costa, con su belleza imponente y su aire lleno de historia, era solo un paso más en el camino hacia su libertad y la búsqueda de un futuro más brillante.

Ann se encaminó hacia la embarcación, un trasatlántico de última generación que destacaba por su opulencia y tamaño. Los empleados a bordo eran amables de una forma casi ensayada, sus sonrisas parecían pegadas y sus palabras cuidadosamente medidas. Para Ann, toda esa amabilidad era falsa, una máscara que ocultaba su verdadero interés: el dinero de los pasajeros. Era repugnante cómo todo se reducía a la apariencia y a lo que uno podía pagar.

Mientras recorría los pasillos del barco, observó la clara división de clases. En la zona baja, aquellos que habían ganado sus boletos por sorteos vivían felices a su estilo, con risas sinceras y camaradería. La energía allí era vibrante, llena de vida y autenticidad. Contrariamente, en los pisos superiores, la atmósfera cambiaba drásticamente.

Los rostros se tornaban más serios y la infelicidad del materialismo era palpable. Entre más alto se encontraba, más evidente era la desconexión de la gente con lo que realmente importaba. Los pasajeros de clase media y alta parecían estar siempre observando a otros, juzgando cada detalle de su apariencia y comportamiento. Ann no era la excepción a ser escrutada.

A medida que caminaba hacia su camarote, las miradas críticas la seguían, evaluando su ropa, su postura, incluso su expresión. Sentía el peso de esos juicios y la repulsión de aquellos que consideraban lo "común" como algo indigno. La superficialidad de sus preocupaciones y la frialdad de sus corazones le resultaban abrumadoramente tristes.

Finalmente, llegó a su camarote, una pequeña pero lujosa habitación que le ofrecía un respiro de la falsedad exterior. Cerró la puerta tras ella, aliviada de estar sola nuevamente. Se acercó a la ventana, observando el vasto mar que se extendía ante ella, buscando consuelo en la inmensidad del océano.

Mientras el barco comenzaba su travesía, Ann reflexionaba sobre la diferencia entre las distintas clases a bordo. Los más pobres, a pesar de sus limitaciones, parecían tener una alegría genuina que los más ricos habían perdido en su obsesión por el lujo y la apariencia. Esa alegría, pensó Ann, era un tesoro más valioso que cualquier riqueza material.

Sentada en la pequeña cama de su camarote, Ann se permitió un momento de calma. El suave balanceo del barco y el murmullo distante de las olas le dieron una sensación de paz momentánea. Sabía que su viaje no sería fácil, pero estaba decidida a enfrentar lo que fuera necesario para alcanzar su libertad y un futuro mejor.

Rápidamente, el descanso de Ann fue interrumpido por los incómodos síntomas de su embarazo. Las náuseas llegaron de repente, obligándola a levantarse de la cama y correr hacia el baño. Apenas alcanzó a inclinarse sobre el inodoro antes de descargar todo lo que tenía en el estómago. La sensación era horrible, su cuerpo estaba siendo asaltado por algo que, aunque esperaba con amor, no dejaba de causarle un profundo malestar.

Después de vaciarse, se dejó caer en la bañera, respirando pesadamente mientras tocaba su abdomen con cariño. Suspiró del cansancio y la lucha interna de llevar tal ser dentro de ella. Su mente comenzó a divagar, reflexionando sobre las complejidades de su situación. Nunca había imaginado que se encontraría en esta posición: una bruja esperando un hijo con un humano.

En su comunidad, era común que las brujas se limitaran a relacionarse con los suyos, o a no relacionarse con nadie. El amor y las relaciones con humanos eran vistas con desdén y con precaución. Sin embargo, su amor por Copia había sido más fuerte que cualquier norma o prejuicio. Y ahora, estaba embarazada de un ser que sería una mezcla de ambos mundos.

La curiosidad sobre lo que su hijo podría llegar a ser la invadió. Apenas había conocimiento sobre los bebés nacidos entre seres de magia y humanos. ¿Tendría poderes? ¿Sería aceptado por ambos mundos? ¿Qué clase de futuro le esperaba? Ann se sentía abrumada por la cantidad de preguntas sin respuesta.

Sin embargo, a pesar de todas sus dudas y temores, una cosa era segura: ya amaba a su hijo profundamente. Acarició suavemente su vientre, tratando de transmitirle un poco de calma y amor a través de ese simple gesto. Se permitió unos momentos de silencio, conectándose con la vida que crecía dentro de ella.

El sonido de las olas rompiendo contra el casco del barco la tranquilizó. Sabía que tenía un largo camino por delante, lleno de incertidumbres y desafíos. Pero estaba decidida a enfrentarlo con valentía y amor, por ella misma, por su hijo, y por el futuro que soñaba construir. Aunque igual la calma no tuvo mucho tiempo a asentarse, el vomito inmediatamente había vuelto. Otra ronda de vómitos intermitentes.

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⏰ Última actualización: Aug 07 ⏰

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A la Cima del Poder - Papa Emeritus IV FanFic - LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora