Día 47

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— ¡Indrit!

Dió un brinco ya casi comienza a cuando alguien se montó sobre ella

— ¿Que...? — Abrió los ojos y se fijó bien — ¡¿Que coño te pasa Hira?!

Estaba soñando que estaba en una playa hasta que la estúpida de Hira la despertó y... Espera, ¿Hira?

Frunció el seño

— ¿Estoy soñando?

— Si estuvieras soñando yo estaría sin ropa — Dijo la pelirroja muy cómoda sentada sobre ella — Nah, Lia y yo vinimos de visita

Alzó las cejas

— ¿Es enserio?

— ¿Crees que me colé?

— Sí

— No estoy tan desesperada por ver al imbécil padre de Amber

Puso los ojos en blanco, ahora tenía ganas de ir al baño

— Quítate de encima

Dijo pero Hira no le hizo caso

— Hira...

— Estoy cómoda

— ¡Hira!

— ¡Shit!

Puso mala cara, enserio necesitaba ir al baño, tenía que lograr quitarle de encima y empujarla no era opción porque ella, como previniendo el empujón enrolló sus piernas en el cuerpo de Indrit

Pero aún así tenía una salida

Arma secreta, activada

— ¡LIA! — Gritó lo más fuerte que pudo — ¡No me deja respirar!

La cara de Hira cambió

— ¡Maldita traidora!

Hira se quitó de encima de un salto justo cuando la puerta de abrió de golpe haciendo que Indrit se asustara por segunda vez

— ¡Ahí estás! — Dijo Lia que por alguna razón tenía el cabello y la ropa mojada — ¡Me las vas a pagar!

— ¿Porqué estás mojada?

Preguntó Indrit mientras Carlos entraba mirando furioso a Hira

— Porque esta loca — Carlos apuntó a Hira, él también estaba mojado — Nos hizo caer a la piscina porque no ganó al uno, y luego salió corriendo como una idiota

Bueno, yo hubiera hecho lo mismo

Pero a Carlos no ¡Un golpe de ese tipo podía rompernos a la mitad!

Pos verdad

— ¡Vete a la mierda Carlos! — Dijo Hira desde la ventana — ¡Me lanzo antes de que me pongas una mano encima!

— Pagaría por eso idiota — Carlos suspiró — Pero no puedo dejar que mueras.. — Caminó hacia ella y Hira se aferró aún más a la ventana — Ven Hira, solo serán sesenta segundos con tu cabeza en el agua

— ¡Psicópata!

— Ay qué linda eres...

Hira intentó correr pero Carlos la atrapó tan rápido que ella no reaccionó hasta que él ya la estaba llevando en el hombro

— ¡Bájame maldito!

Dijo pataleando pero Carlos solo se concentraba en no perder el equilibrio

— Ya quisieras cría

120 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora