Día 30

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Omg, ya está terminando el primer mes de la historia:0

¿Que pasará a partir de ahora? ¿Las cosas se pondrán interesantes ya o se tardarán un poco?
¿Creen que he sido hasta ahora una escritora muy buena y que no les haré sufrir?

Pues sufrirán... Pero hoy no será
<3

— Deja de mirarme así

Gorge parecía nervioso, Indrit dejó de verlo para mover el tenedor hacia su plato

— Te dije que odio los restaurantes caros

Gorge se encogió de hombros fingiendo inocencia

Estaban en uno de los lugares más costosos de la cuidad, nunca había entrado, ni siquiera había ido por esa calle para ningún lado

— Y yo que te llevaría a uno un día

— ¿Y enserio puedo pedir lo que quiera?

— Lo que quieras — Asintió

— La vida de gánster debe ser buena — Le enarcó una ceja — ¿Y que has hecho últimamente?

— Ver como cierta señorita me sacó el dedo de enmedio por las cámaras

Indrit sonrió maliciosa

— Te lo ganaste

— Bueno, sí lo reconozco... sobretodo porque cuando Carlos se fue yo... — Puso las manos en alto divertido cuando ella ya tenía en la mano el tenedor para lanzarlo — ¡Que es broma! ¡Quieta!

— ¡No soy un perro!

— Cálmate que todos nos miran

Ella miró su alrededor, la verdad es que sí

Comportate o no volveremos a un restaurante caro jamás

— Pues a qué rompo algo y luego tú lo pagas

Ni puñetero caso

— No abuses Indrit

— Vale vale — Dijo divertida — ¿Y a que se debe tanta formalidad?

— ¿Te molesta?

— No, pero no entiendo porqué

— ¿Tiene que haber una razón para...?

— Gorge parece que viste un fantasma y no dejas de mover la pierna ¿Que te pasa?

Gorge suspiró

— Carlos me va a matar...

— ¿A ti? — Frunció el seño — ¿Porqué?

— No le gusta que sus empleados se enamoren de sus chicas...

— ¿"De sus chicas"? — Ladeó la cabeza — ¿Viste a Amber o...?

— Bueno, también pareció que iba a matarme cuando descubrió que me gustaba Amber pero se calmó al ver que ella no sentía lo mismo...

— ¿Y entonces? — Puso una mueca de horror — Mira yo no juzgo pero Alia es algo mayor para tí...

— ¿Qué? ¡No! ¡No me gusta Alia!

— ¡¿Entonces Clara?! — Chilló — ¡Eso es pedofilia!

¡Hay que demandarlo!

— ¡Que tampoco!

Puso una cara de horror absoluta

— ¡¿Samantha?!

— ¡¿Q-que?! — Él también chilló

120 días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora