Día 17

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Se despertó, apenas y sentía las piernas ¿Qué demonios le había dado?

Tardó un momento en enfocar dónde estaba, oh, la cama de Brian, pero no recordaba nada

— Buenos días

Volteó hacia el dueño de esa voz

Braian le sonrió, Amber lo miró muy seria mientras tocaba el arito que tenía en su labio

— ¿Que me hiciste?

— Debías estar incómoda en es sofá

— ¿Y tú solución era llevarme a tu cama? — Él rió — ¿Cómo carajo no me desperté?

— Tal vez la jeringa en tu brazo tenga algo que ver

Volteó y efectivamente tenía una jeringa adherida al brazo, se la quitó sin pensarlo y la acercó a su nariz

Solo era un calmante

— Voy a ignorar que me drogaste y me metiste a tu cama — Se sentó — Pero como me hayas tocado un solo cabello...

— Sabes que no lo haría nunca — Él se sentó junto a ella, tan cerca como para besarla — A menos que tú lo quieras

— Braian — Forzó una sonrisa que fue más aterradora que otra cosa — Sigo aquí porque me preocupan mis amigas, pero si te sigues acercando, voy a dispararte y te juro que lo voy a disfrutar

— Te matarían — Se puso muy serio

— Me suicidaría en cuanto me asegurara de que ellas están a salvo, no les daría el gusto

Él le frunció el seño

— No olvides porqué estás aquí

— Porque tú padre no puede permitir que muera, no para ser tu perra

Él la tomó por el cuello, ni siquiera se movió solo lo miró fijamente

— Me perteneces Amber

La forma en que lo dijo fué muy diferente a como había estado hablando, era un tono mucho más frío y cruel, ese era el verdadero Braian

— Me cortaría el brazo antes de estar atada a tí

Respondió en el mismo tomo

Sabía que no le había gustado nada, lo confirmó cuando la presión en su cuello aumentó

— Me amas, lo sabes

— No, ya no lo hago, creo que una parte de mí nunca lo hizo

— Claro que lo hiciste

Le sostuvo la mirada antes de responder

— ¿Qué sabes tú? Parece que nada de mí — Sonrió aunque la estaba dejando sin aire — Yo sabía bastante de ti, tus sueños, tu cumpleaños, tus ex y amantes, todo... — Casi no respiraba — ¿Qué sabes tú de mi Braian? Ni siquiera algo tan básico como que mi único deseo desde hace mucho es morir, no tengo miedo, adelante — Él no dejaba de mirarla pero aún tenía la mano en su cuello — Puedes matarme, secuestrarme o torturarme no me importa, no lo haré Braian

— Lo mismo dijiste de volver

Rió un poco, comenzaba a perder la noción de la realidad

— Sigo pensando eso, la diferencia es... Que puedes amenazar a quien se te ocurra, eso no va a hacer que te ame de nuevo, nunca volveré a hacerlo

Cerró los ojos, el mareo comenzaba a hacer que viera todo extraño, casi estaba desmayada cuando el agarre terminó y comenzó a respirar de nuevo

Se tocó el cuello y lo miró, casi lo hacía decepcionada

120 días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora