Vuelta a clase

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LUNES- 06:45 de la mañana.

Sus párpados se abrieron suavemente. Una suave y dorada luz bailaba sobre sus pestañas blancas.

En dos horas, su vida escolar como 'Héroe' comenzaría oficialmente. Gojo cerró los ojos y se apartó del sol. Era demasiado temprano como para pensar en algo.

Su reloj interno lo había despertado a esa hora para entrenar por costumbre, pero lo único que quería era tomarse el día libre. All Might le hubiese dicho que aquello era pura pereza, pero Gojo prefería el término "recuperación táctica". Además, ¿para qué estresarse? Solo era el primer día para ir a una prestigiosa escuela de héroes nacionales clasificada en primer lugar. Solo eso. Para él al menos.

Gojo podía levantarse más tarde, comer algo "saludable" lleno de azúcar para el desayuno, preparar su mochila a medias (puesto que no se había tomado la molestia de mirar su nuevo horario) y ponerse el uniforme para ir a la escuela. Fácil y senci-

—Espera, ¿uniforme?

Oh dioses, lo había olvidado por completo.

—No pasa nada. Estaré en la tienda en menos de lo que se dice "héroe".

Gojo se levantó y se fue a hacer compras de última hora.

El uniforme de U.A se encontraba exhibido en el escaparate por un maniquí, protegido por ventanas de vidrio cosa que le daba una sensación de lujo. Con el poder de sus ojos telescópicos, comprobó la etiqueta del precio y...

—Ah, mierda—Gojo estaba más que desconcertado—. ¿Qué es esto? ¿Un préstamo estudiantil anticipado?

¿Qué diablos era ese precio? ¡Había traído todo sus ahorros y ni siquiera eran suficientes para cubrir los pantalones! Qué querían, ¿hacerle pobre? ¡Ya lo era! Podría llamar a Midoriya y pedirle prestado algo de suelto...

¡No, eso crearía DOS niños pobres!

—Entonces mi última opción es...

***


—¡Atsuko!—gritó ante la tienda.

Un letrero rojo que decía "Cerrado" lo miraba fijamente. Siempre lo había encontrado agresivo, pero al mismo tiempo le daba una personalidad única. Igual que su dueña.

—¡Atsukooo!— gritó de nuevo, esta vez estirando la 'O' de manera desagradable.

Una energía familiar se acercó rápidamente a la entrada, un poco irritada y exasperada. 

La cerradura hizo un clic y la puerta se abrió violentamente, casi noqueando a Gojo. Las mujeres daban miedo.

—¿QUIÉN CO-? Oh, eres tú—. La expresión de Atsuko se calmó al verle, volviéndose mucho más serena. La mitad de su cabeza estaba cubierta con esos rulos rosas que todas las mujeres ​​usaban en los programas de televisión. En la otra mitad de su cabeza, el pelo le caía formando perfectos tirabuzones llenos de volumen—. Son las siete de la mañana, chico. ¿Qué quieres?

—Ehe—Gojo esbozó su mejor sonrisa—. ¡Jefa! ¡Qué guapa está usted hoy!

—Ve al punto—Atsuko se frotó los ojos, exasperada.

—Necesito dinero.—dijo Gojo inexpresivo.

—Ja—resopló—. Perfecto, ¿cuánto?

—Eeehhh... Mierda, ¿cuánto era?

—¿No te acuerdas? ¿Qué quieres comprar?—la mujer inclinó su cabeza hacia adelante, llena de curiosidad.

—Un uniforme.

El día a día de Gojo en un mundo extraño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora