Capítulo 15 - Tu peor castigo

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♪...You must think that I'm stupid
You must think that I'm a fool
You must think that I'm new to this
But I have seen this all before...♫

♪...I'm never gonna let you close to me
Even though you mean the most to me
'Cause every time I open up, it hurts
So I'm never gonna get too close to you
Even when I mean the most to you
In case you go and leave me in the dirt...♫

Había transcurrido una semana y la carnicería no había menguado.

La desesperación hacía estragos en sus mentes y el dolor era cada vez más intenso en sus pechos donde, en lugar de corazones, parecía haber solo agujeros sangrantes.

Había transcurrido una semana y sus vidas parecían ser cada vez más miserables, como si la felicidad o la capacidad de ser felices se hubiese evaporado.

Había transcurrido una semana luego de que se pronunciara un anuncio en televisión nacional. David MacMillan estaba comprometido en matrimonio con la señorita Kayla Thompson, la hermosa joven con la que solía vérsele en muchas ocasiones en reuniones de la alta sociedad. La noticia fue recibida con escepticismo de aquellos que daban créditos a las imágenes que aún circulaban del magnate, vinculado a un joven universitario que era además su asistente personal, aunque recientes declaraciones de portavoces de las empresas MacMillan, confirmaban que el joven Jonathan Doyle había renunciado a su trabajo para enfocarse en sus estudios.

Había transcurrido una semana...

******************

♪...I know you're thinkin' I'm heartless
I know you're thinkin' I'm cold
I'm just protectin' my innocence
I'm just protectin' my soul...♫

Jonathan se apartó los audífonos de los oídos al ver Devon empujando la puerta de habitación y avanzando hacia la cama. Hizo una mueca de desagrado y se cubrió más con la manta:

_ ¿Qué haces aquí?_ preguntó con voz ronca.

_ Yo también me alegro mucho de verte._ sonrió Devon mientras echaba un vistazo. La habitación estaba a oscuras, iluminada ahora por la luz del pasillo que se filtraba a través de la puerta abierta, pero pudo distinguir prendas de vestir en el suelo o regadas sobre los muebles, y un bulto de maletas en un rincón:

_ ¿Piensas irte de viaje?

_ No. Son todas las ropas que me dio la bestia, quiero hacérselas llegar porque no quiero nada que me recuerde a él.

_ Ah... buen punto._ asintió Devon con un mohín despectivo.

_ Te pregunté que qué haces aquí.

Devon se cruzó de brazos y lo miró por encima de sus lentes:

_ No pienses que vas a hacerme sentir mal o incómodo tratándome de esa manera como estás haciendo. Vine porque extraño a mi mejor amigo y quiero verlo. Por eso estoy aquí.

_ Pues ya me viste, así que puedes largarte y dejarme solo._ gruñó Jonathan y volvió a colocarse los audífonos y se volvió sobre la cama, dándole la espalda.

Devon se quedó parado un momento en medio de la habitación:

_ Ok, si eso quieres.

Y salió de la recámara. Jonathan volteó un poco la cabeza para comprobar que estaba solo. Si. La puerta estaba cerrada, por lo que todo volvía a estar a oscuras. Así era como quería estar. Solo con su angustia, con su dolor, con su soledad... Si al menos su madre estuviera viva y pudiera estar ahí para consolarlo, para decirle que todo mejoraría.

EN LOS OJOS DE LA BESTIA (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora