Capítulo 18 - Justicia poética

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A pesar de la gran cobertura que había recibido el video de Jonathan, y de saberse con el apoyo de miles de personas, además de contar con la cercanía de Alan y Amanda, David aún no estaba conforme. Y con el transcurso de los días, su estado de ánimo se resentía más, desesperado al ver que Jonathan aún no despertaba del coma. Y ya empezaba a impacientarse y a molestarse cada vez que le repetían aquello de que debía ser paciente y tener esperanza... ¡A la mierda la paciencia y la esperanza! ¡Él quería que Jonathan despertara ya! ¡Necesitaba que abriera los ojos y pudiera verle y escucharle cuando le dijera que lo amaba! ¡Cuando lo tuviera entre sus brazos y pudiera besarlo y hacerle el amor!

Estaba sentado en su oficina, ignorando la llamada de todos los socios que ansiaban comunicarse con él, entrevistarse con él. Había decidido que no habría otra junta de accionistas hasta el nuevo año. Quería acabar ese año en paz. Le había dado órdenes explícitas a Iris de que no le pasara llamadas de nadie a menos que fueran de la familia de Jonathan, y esas serían muy poco probables, puesto que le llamarían directo a su teléfono móvil:

_ Señor MacMillan, llaman desde recepción, dicen que hay un joven empeñado en verlo, y que se trata de un asunto importante.

David suspiró con pesadez:

_ Iris, no estoy disponible para nadie, creí habértelo dicho.

_ Lo sé señor, pero dicen que el muchacho es insistente y se niega a marcharse sin verlo. Pidió que le dijeran que su nombre es Luis, el hijo de Pepe.

David se irguió de repente sobre el asiento:

_ Que lo hagan pasar de inmediato._ ordenó.

No entendía qué podría hacer ese joven allí en su empresa, y para qué querría verlo, pero picado en la curiosidad, aguardó unos minutos, hasta que la voz de Iris anunció que el joven estaba listo para entrar.

Cuando lo tuvo enfrente, reprimió los deseos de golpearlo. Todavía recordaba las fotos y el video donde aparecía besando a Johnny, y le invadía una sensación de querer ver sangre derramada. Juntó las manos bajo su barbilla y lo encaró:

_ ¿A qué debo el honor de su visita?_ preguntó con aire de superioridad.

_ Señor MacMillan, usted no me conoce, pero...

_ Sé perfectamente quién es usted. Es el hijo de Pepe, el dueño de la cafetería donde trabajaba Jonathan.

_ Así es, y si vine hasta aquí es porque creo que hay algunas cosas que debo explicarle acerca de mi relación con Jonathan.

_ ¿Acaso tuvieron una relación ustedes dos?

_ Por favor señor MacMillan... Dejemos las ironías a un lado. Usted sabe perfectamente que entre Jonathan y yo solo hay una amistad. Cualquiera que suponga otra cosa, está en un error. No le voy a negar que al principio Johnny me atrajo bastante, y que estuve planeando conquistarlo. Llegué incluso a robarle un beso en una ocasión.

David crispó los puños peligrosamente:

_ Él se lo tomó bastante mal. Me dijo que lo amaba a usted por sobre todas las cosas y que jamás le sería infiel. Claro que en ese entonces yo no sabía que se trataba de usted. Cuando le pregunté a Johnny por su novio, me contestó que era un simple abogado. Se ve que lo ama mucho hasta el punto de mentir por usted para guardar y proteger su identidad.

Aquella confesión hizo que el furor de David se disipara un poco. Si, ese era su Johnny, siempre protegiendo a la gente que le importa:

_ Y luego los vi juntos en Halloween, a la salida del SEXYDANCE. Y supe que realmente no tenía oportunidad alguna con Jonathan. Ustedes están hechos el uno para el otro. Por eso vine hasta aquí, para decirle que fue injusto de su parte pedirle cuentas por algo que nunca pasó. Entre él y yo ha habido solamente una relación amistosa.

EN LOS OJOS DE LA BESTIA (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora