Corazon de Cristal

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Se dejó caer una vez más en la silla, su escritorio estaba perfectamente ordenando, esa mañana había sido un completo desastre y había quedado todo grabado en su mente; despertó temprano al saber que tendría una reunión con los colaboradores del nuevo guión de la serie que su amiga Mina Aino protagonizaria junto a la famosa estrella de la música Seiya Kou, llegó diez minutos antes asegurándose que todo estuviese listo en el sala de reunión. Su jefa; una mujer de carácter fuerte y aires de grandeza llamada Beryl le pidió ordenar el café y panecillos para desayunar mientras trabajan, aquella petición no era extraña para ella pero si le molestaba ser la única del grupo a la que interrumpian por alguna orden que cualquiera del equipo podía hacer.

Mina le había pedido renunciar a la productora y trabajar directamente con ella y su equipo en el estudio, para la famosa cantante; Serena tenía una gran imaginación al crear los guiones para las  producciones así como dar los mejores consejos sobre las escenografías de los videoclips de la productora y era por ese motivo que terminaba enojada al saber que al final del día le quitaban los créditos por su trabajo al ser una empleada en entrenamiento o al menos esa era la excusa barata que siempre le daba con la misma sonrisa ingenua desde niña. No había día en el que Mina no le suplicara ir con ella recibiendo la misma respuesta: me gusta mi trabajo y tengo más tiempo para verme con mi prometido.

Una sonrisa se dibujo en su rostro al recordar a su prometido; un médico muy importante llamado Darien Chiba, ambos se habían conocido durante su estadía en el hospital de Tokio después de haber tenido un accidente en motocicleta con su hermano Sammy, desde ese día se habían cumplido dos años y se sentía en las nubes al pensar en ser su esposa. El único problema que ella encontraba para planificar su boda era el trabajo, su jefa no la dejaba descansar impidiéndole ponerse de acuerdo en los días que estarían juntos para planificar todo en compañía de su familia y ese pequeño pero importante detalle la llevo a una fuerte discusión.

10 minutos antes

Revisó su teléfono encontrándose con un mesa de su madre recordandole sobre el almuerzo que tendrían con Darien para finiquitar la fecha de la boda, su madre le había ordenado no faltar de nuevo anteponiendo su trabajo a las responsabilidades con su prometido, después de todo ellos estaban haciendo un esfuerzo inmenso por aceptar al médico como parte de su familia y todo se debía al hecho de que él fuese seis años mayor que la rubia. Armandose de valor se acercó a su jefa esperando poder tener una respuesta satisfactoria a su petición o al menos eso pensó.

—Tú nuevo guión no cumple con las  expectativas—la rubia tomó entre sus manos la carpeta con todo el trabajo que realizó sin dormir la noche anterior—: el señor Kou no quiere participar en una estúpida novela donde el guión no llena sus expectativas.

—¿Disculpe? Pero hice todo lo que usted me pidió, cubrí cada uno de los diálogos y escenografías descritas como me lo ordenó—Beryl dejó de golpear su escritorio con sus uñas. Serena mordió su lengua al darse cuenta que la mujer había enfurecido aún más—: y–yo...

—¿Te gusta tu trabajo?—asintió suavemente—: entonces cambia todo este desastre antes de que decida despedirte.

—Pero...hice todo lo que me pidió, cambié lo que deseaba y agregué lo que faltaba, ¿ahora no está bien? ¿Por qué me hace esto? Siempre hace lo mismo...

—Las cosas cambian Tsukino, yo tengo muchos años en este medio. El contrato con Seiya Kou es importante para mí, así que has lo que te digo ya.

La rubia apretó entre sus manos el guión deseando golpear al artista causante de su mal día. Fingió una sonrisa aceptando hacer el pedido de su jefa, Beryl se sintió satisfecha al tener una respuesta positiva y no más peros por parte de la rubia, aunque no quisiera admitirlo abiertamente; para ella Serena era muy inteligente y si sabía aprovechar su trabajo podía llegar lejos, aunque personalmente la rubia no le agradará como el resto de sus trabajadores siendo esa la razón por la cual se empeñaba en hacerla sufrir tanto en el trabajo.

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