C36

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𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙚𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙮 𝙚𝙡 𝙤𝙙𝙞𝙤.

Taehyung estaba de pie frente aquella mujer, una mujer que lo había traído al mundo pero nada más que eso. Esa misma mujer era dueña de todos sus males, porque con su abandono había creado un hilo de un sin fin de desgracias que tiraban de él hasta regresarlo una y otra vez hacia el pasado, un pasado del cual no se había desecho y no tenía intension de hacerlo, porque recordando el pasado, podía intentar mejorar su presente. Esa fue la vida que le tocó, una niñez completa culpándose del desvalimiento de su madre, pensando que tal vez al nacer había visto su pequeño rostro y lo no había visto merecer de su amor de madre, de su afecto, ni tan siquiera de su presencia.

El corazón del omega, y en sigilo de su propio razonamiento había deseado incansablemente algún día poder hablar con aquella mujer, tenía preguntas, y tal vez de la mayoría de preguntas que quería hacerle, no quería tener una respuesta, o tal vez no se consideraba lo suficientemente fuerte como para soportar la realidad. Noches enteras llorándole a una persona inexistente de la cual no sabía nada. No sabía si vivía, si estaba muerta, si ya tenía otra familia, no sabía nada, y ahora estaba ahí, a punto de saberlo todo, pero con ganas de salir corriendo de ese lugar.

— ¿Disculpa?— fue lo único que salió del omega, fingir no haber escuchado fue la mejor estrategia de evasión que encontré en ese momento.

— Yo soy tu madre.— le aclaró girándose en totalidad hacia el omega.

— Yo nunca tuve, y nunca tendré una madre— se giró un poco evadiendo su mirada.— Así que déjese de estupideces, señora.

— Kim Taehyung, nacido el 30 de diciembre de 1999 en el hospital de Dangu Seoul justo treinta minutos antes del amanecer, tienes una marca diminuta que se podría hacer pasar por un lunar dos costillas abajo de tu costillar derecho.

— Puede redactar toda mi biografía si así le place, eso no me interesa, y usted, me interesa mucho menos— no tenía que preguntarse ni por una milésima de segundos si era o no su verdadera madre, porque una vez cuando era niño se armó de valentía y le había preguntado a su padre sobre ella, y su padre había detallado tan bien a esa mujer que se quedó impregnada en sus recuerdos, ojos grande y color miel, cabello largo y oscuro, que esta vez llevaba corto, y un lunar debajo de su ojo izquierdo. Sus lagrimas amenazaron con salir, pero no por qué la tuviera en frente después de una vida de imaginarla, sino por el recuerdo de la mirada de dolor de su padre alcoholizado al hablar de ella, porque al parecer su padre sí la había amado, y lo había hecho con tanta intensidad, que aún en sus últimos instantes, en sus ojos, parecía estar su vivo recuerdo.

— Pues debería importarte, porque yo fui quien te dio la vida, yo fui quien te llevó en su vientre durante todos esos meses, yo fui quien aguantó todo ese dolor al darte a luz, yo fui quien arriesgó su vida, para que tú nacieras...

— ¡PUES YO AGUANTE EL RESTO!— le gritó con dolor— La vida ya me paso factura de todo eso. Dime por qué, ¿por qué ahora? ¿Por qué no antes?

— No sabía nada de ti, y nunca me interesaste lo suficiente como para ir a buscarte, aún sabiendo perfectamente donde estabas.

Ok, aunque no quisiera, las palabras de la omega le estaban doliendo mas de lo que esperaba, porque solo estaban confirmando lo que él desde niño siempre supo.

— Pues si tan poco te intereso, vete. Vete y vuelve a la tumba de la jamas debiste haber salido. Porque te juro que me importas menos que un pedazo de cáscara de plátano, sobreviví sin ti, y lo seguiré haciendo.

— Siempre lo supe—habló en un tono bajo— Y no me equivoqué, eres el mayor error que pude haber cometido en esta vida. Debí haberte abortado tal como lo tenía planeado, sino hubiese sido por los ruegos de tu padre, por su insistencia en que te tuviera y que él se haría cargo de ti, tú no estuvieras jodiendome como lo estás haciendo ahora.

Cautivo | Kookv (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora