C22

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El pasar del tiempo es inevitable, algo que el ser humano nunca a logrado manipular a su antojo. Una única cosa que es lo mismo para el que tiene dinero como para el que no lo tiene.

El tiempo se a llevado muchas cosas pero también a traído otras, a destruido y reconstruido. Pero algo que el tiempo nunca va a poder modificar, son las emociones fundamentales y primitivas del ser humano.

Una de las principles el miedo.

Con el pasar de los años se le han otorgado nombres a el miedo a cosas que las personas ven normales, pero que otras, las perciben como una sensación escalofriante. Una de ellas, La filofobia el miedo a enamorarse. Para la mayoría de las personas, la sensación de enamorarse y establecerse con otro individuo es agradable, pero otras, viven con el miedo de sentir emociones tan fuerte por otra, y que al final terminen provocando un daño irreparable e irreversible.

Taehyung había sufrido pérdidas desde el día en que nació y su madre lo abandonó en aquel hospital. Sin dejar nada más que el nombre y número de teléfono de su padre. No le dio un nombre, no le dio calor de madre, y el omega había llegado a creer que tampoco, se había preocupó en conocerlo. ¿Por qué, que madre, vería el rostro de su pequeño bebé, y aún así, sería capaz de abandonarlo?

La persona que más amaba, también se había ido. Por razones totalmente diferentes, pero se había ido. Al final del día, se tuvo que ver solo, y sin tener con quien contar. Tuvo que soportar las burlas de sus compañeros por ser huérfano. Tuvo que pagarle a vecinos para que fingieran ser sus tutores y poder estudiar y llevar una vida "normal".

Había estado tanto tiempo solo, que ya no sabía cómo se sentía, no estarlo.

Había sufrido tantas pérdidas, que en algún punto de su vida, decidió que era mejor no dejar entrar a nadie a su vida, ni a su corazón. Porqué, entre menos personas entren, menos personas tendría que ver marcharse.

— ¿Harat?— Llamó Mattia preocupado. Tae lo miró.— ¿Que hace aquí tan temprano? El sol ni siquiera a salido.

Taehyung estaba sentado sobre sus tobillos, frente al círculo de tierra donde se suponía tenía que creer el árbol. Habían pasado dos dias desde que se había plantado, y esas dos noches, el habia bajado antes del amanecer, para intentar manipular la semilla. Pero esa noche, tal como la noche anterior, había fracasado en su misión.

Tae levantó su mano izquierda, dejando al descubierto lo que sostenía la misma. Una regadera.— Estaba... regando la tierra.

— Pero es muy temprano. ¿Acaso a dormido bien? Mejor regrese a la cama, yo me encargo.

— Estoy bien, Mattia. No te preocupes. Además esta hora, es cuando la temperatura está estable y permite que la semilla absorba mejor la humedad.

Mattia se sentó a su lado.— ¿Tiene miedo de que no germine?

"Todo lo contrario" pensó el castaño.

— Sabe algo...— El omega dirigió su mirada hacia el pequeño círculo en la tierra.—Creo que aunque la flor renaciente no germine, Ahmed, no lo dejaría.

— ¿Por qué... dices eso?

— El nunca había traído a alguien a la mansión. Nunca conocí a ninguno de sus fugases romances. Y es indiscutible, que desde que usted llego aquí, las cosas han cambiado. Toda oscuridad, necesita una luz que lo guíe.

— No hay luz suficiente en este mundo, para darle un poco de claridad a esa oscuridad.

— Ahmed no es malo, es solo...

— Hace solo dos dias, intentó matarte.

— Y yo hubiese estado feliz de morir, Harat. Porque él salvó mi vida. Hace muchos años, mi madre enfermó gravemente, no teníamos cómo pagar esos tratamientos tan caros, y Ahmed lo pagó todo sin pedir nada a cambio, hasta que mi madre se recuperó. Siempre estaré en deuda con él, porque el salvo a mi madre y con eso, me salvó a mi, porque ella es mi vida.

Cautivo | Kookv (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora