Tras el impacto sufrido por su repentina acción, me quedé perplejo por unos cuantos segundos, observando con detenimiento esa enorme sonrisa tatuada en su rostro, acompañada de esos ojos grandes que parecían brillar en este mero instante.
No me equivoqué al decir que este tipo tenía una anatomía bastante musculosa, a pesar de traer puesto un elegante traje negro, se dibujaba a la perfección su bien trabajada figura a través de su ropa, incluso su mandíbula estaba se veía increíblemente marcada. Su piel morena hacía un contraste perfecto con esos ojos verdes opacos junto al cabello largo atado en una desordenada coleta. Se hallaba levemente inclinado, y aun en esa posición, ya lucía bastante alto.
Sí, prácticamente ante mis ojos, se encontraba el hombre ideal para intimidar a cualquiera.
Aunque, por alguna extraña razón, su cara se me hizo familiar.
-Soy Eren Jaeger, uno de los líderes de la mafia alemana-Al decir esto, se levantó luciendo del todo su increíble altura-Me hace muy feliz ver que ese inútil no golpeó tu rostro-Hablaba con tanta calma, como si nos conociéramos de toda la vida, cosa que me hizo sentir un leve escalofrío recorrer mi espalda.
Con descaro, sus ojos recorrieron gran parte de mí, sonriendo con cinismo al detenerse justo en mis ojos. Cerró sus ojos y tronó su cuello con una expresión de satisfacción.
Atrajo un sillón y lo puso frente a donde yo estaba sentado, antes de sentarse, retirando el saco de sus hombros y dejándolo en el respaldo del mueble. Posterior a sus acciones que llevaba a cabo con una lentitud tortuosa, se sentó, quedando sus piernas a unos cuantos centímetros de mi rostro.
-¿No te sientes sorprendido de conocerme?, Pocos me han visto en persona, de hecho, casi nadie sabe quién soy realmente-Su voz poco a poco fue adaptando un tono "inocente"-Bueno, supongo que debes sentirte mareado con esta extraña situación, seguro a eso se debe que no te sientas emocionado con mi presencia-Guardó profundo silencio durante unos segundos-Aunque... me duele un poco que sea de esa manera.
Mostró con descaro nuevamente esa sonrisa de oreja a oreja.
No me encontraba sorprendido y mucho menos emocionado con conocerlo, más bien tenía miedo.
Gracias a todo lo que dijo, a mi cabeza llegó el pensamiento de que si no hubiera conocido a Erwin Smith, en mi vida me habría cruzado por la cabeza saber quién es.
Suspiró con un semblante preocupado-Debe ser difícil para ti estar en este lugar tan feo... tan vacío-Miró con desprecio las cuatro paredes-Sé que eres una persona bastante delicada en distintos aspectos. Con solo ver tu cuidada piel me doy cuenta de que he secuestrado un doctor muy... ¿Fastidioso?-Tocó mi cara con una de sus manos.
Sin poder soportar su cercanía, no pensé tanto en que iba a hacer, pero odié ser tocado por ese asqueroso hombre. Cuando intento acercar su rostro, no dudé mucho en escupir sobre su cara. Mi acción pareció sorprenderlo por un corto momento, sin embargo, no tardó mucho en volver a sonreír. Con su mano libre limpió el rastro de humedad en él, llevó esta misma a su boca y la lamió, con un gesto de burla adornando su semblante.
Lo observé con el ceño fruncido. Ni siquiera lo conocía, pero su actitud me desagradó desde el instante en que comenzó a hablar con tanta burla, como si le gustara saber que me está dañando con sus acciones.
-¿Me temes?-Preguntó de pronto.
-No-Contesté cortante, aunque en realidad esta fuera una completa mentira. A lo que volví a recibir una mirada de diversión.
-Bien, eso me hace sentir mejor. Entonces me gustaría explicarte brevemente el principal motivo por el que estás aquí-Apoyó su cara entre sus manos sin retirar su vista de mí-Pude haber elegido cualquier doctor para cuidar a mi hermano, pero digamos que desde mi punto de vista, el indicado siempre sería quien lo trato primero. Tú fuiste el afortunado. Además, eres bonito. Cada que revises a mi hermano y me digas como va avanzando, no me costaría nada observarte una hora hablando del mismo tema-Dijo, sobándose el cuello y mordiendo levemente su labio.
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In the hands of the enemy. (EreRi)
FanfictionUn doctor atravesando por la peor etapa de su vida, con la mínima esperanza de que su situación mejore; vive su vida sin mucha entusiasmo. Como cualquier día "normal" en su aburrida rutina diaria, sale a trabajar con pesadez mental. Sin embargo, mie...