Al abrir los ojos, mi vista se nubló por la fuerte iluminación, sin embargo, luego de haber parpadeado por algunos segundos, logré acostumbrarme a la luz que golpeaba con fuerza mi rostro. Puse uno de mis brazos por encima de mis ojos, evitando sentirme aturdido con esto.
Dejé caer mi mano hacia un costado, sintiendo de inmediato las hierbas en mis palmas, entonces desvié la vista hacia todo mi alrededor, notando que me encontraba en un lugar desconocido. Parecía un patio sin fin, lleno de flores y césped por todas partes, sin verse sucio, más bien, se veía hermoso.
A Levi le encantaban las flores, me encantaría traerlo.
Ante mi pensamiento anterior, recordé todo lo que había sucedido. Había asesinado a Reiner de una vez por todas, pero él también me había disparado. Fue cuestión de segundos para que comenzara a tocar con mis manos la parte donde me habían disparado, buscando desesperado alguna señal del disparo, sin embargo, no encontré nada. Levanté la mirada con temor, buscando igualmente algún rastro del azabache.
¿A dónde pudo haber ido?, mi corazón latió desenfrenado a la vez que me llenaba de miedo al no saber donde se encontraba, un fuerte nudo se formó en mi garganta, estuve a punto de gritar su nombre, no obstante, una mano tocó mi hombro antes de poder hacerlo, haciéndome exaltar y dirigir la vista hacia quien lo hizo. Mis ojos se abrieron tal cual platos al ver a la persona.
-¿Qué haces aquí?-Pregunté en un hilillo de voz, sintiendo ganas inmediatas de romper en llanto-Debo estar alucinando-Me contesté a mí mismo, viendo el sonriente rostro de mi madre observarme-¿A caso eres una especie de demonio que viene a torturarme por no haber salvado a mi madre?-Susurré, tomando su rostro entre mis manos.
-Eso no es importante, hijo-Contestó con dulzura, esa misma que la caracterizaba tanto-Además, sería incapaz de torturar a lo único bueno que tuve en la vida.
No me contuve ni un maldito segundo más, el simple hecho de verla ya me destrozaba, ahora escucharla fue demasiado que me sentí incapaz de seguir conteniendo el llanto. Me dejé caer de rodillas, abrazando su cintura y pegando mi cara en su vientre, sin siquiera darle la oportunidad de decir algo, o conocer el motivo por el cual la veía si se suponía que ella no continuaba con vida.
-Lo siento tanto, no pude protegerte, no pudimos recuperar el tiempo perdido-Me lamenté, siendo consolado con leves caricias en mi cabello-Te hice una promesa y no la cumplí, no pude alejarte de esa vida de mierda, no pude liberarte de esa maldita cadena-Seguí llorando empapando su blanco vestido y apretando la tela con fuerza, sintiendo miedo de que en algún punto desapareciera.
-No te preocupes, mi niño. Nada fue tu culpa-Comentó, agachándose y enredándome en sus brazos, escondí mi rostro en su cuello, dejando salir todo ese dolor mediante amargas lágrimas-Lo importante es que tú ya no sufrirás más, al fin te libraste de todo y podré verte ser feliz-Una sonrisa volvió a aparecer.
-¿Y cómo se supone que lo harás?, tú ya no estás viva-Levanté la vista, recibiendo una mirada alegre-Espera... ¿Dónde se supone que estoy?-Interrogué temeroso, nada tenía sentido-¿Acaso estoy?-Solté, lleno de terror ante lo que mi saturada cabeza imaginaba.
Su mano acarició con delicadeza mi mejilla-No te asustes, todo estará bien...
-¡¿Cómo me pides eso?!-Cuestionó exaltado, sin embargo, evitando sonar irrespetuoso-Ni siquiera sé donde se encuentra Levi, no sé si la policía entro a tiempo y sigue a salvo, tampoco comprendo por qué te estoy viendo, mucho menos entiendo donde estoy y no quiero pensar que es donde creo-Confesé con histeria.
-Ya te lo dije, no te asustes-Repitió, dejando un suave beso en mi frente-Solo necesitas despertar-Murmuró, cuando de repente todo volvió a ser oscuro.
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In the hands of the enemy. (EreRi)
Hayran KurguUn doctor atravesando por la peor etapa de su vida, con la mínima esperanza de que su situación mejore; vive su vida sin mucha entusiasmo. Como cualquier día "normal" en su aburrida rutina diaria, sale a trabajar con pesadez mental. Sin embargo, mie...