EREN.
Arrastré mis brazos hasta dejarlos detrás de mi cabeza, donde los estiré con la intención de relajar un poco los músculos que sentía sumamente tensados.
Llevaba horas sentado en la misma posición y en el mismo lugar, investigando y hablando por teléfono con un montón de conocidos. Y aunque antes esto me tendía a ser una rutina que hacía cualquier día normal en mi vida, ahora me resultaba tanto asfixiante como demasiado agotador.
Quizás mi cansancio era una consecuencia a que me había acostumbrado a romper la rutina y pasar la mayor parte del tiempo junto a mi hermoso doctor, sin embargo, tras el accidente pasado hace unos días, tuve que cambiar esa rutina y volver a lo de antes. No planeaba estar así toda la vida, pero por el momento necesitaba estar alerta ante cualquier suceso ocurrido.
Encontraba increíble que en cuestión de días logré hacerme tan apegado de Levi, aunque en realidad, si me detenía a pensarlo un poco, indirectamente, ya tenía cierto apego con Ackerman aun cuando no estaba conmigo.
El celular a mi costado vibró, borrando los pensamientos en los que desvié mi atención.
Dirigí mi vista hasta donde se encontraba el teléfono.
-Mierda-Musité en voz baja.
Ni siquiera sabía de forma exacta quién pudo haber mandado a ese hombre a mi casa, pues antes ni siquiera lo había visto en el sitio, además de que yo conocía muy bien a cada hombre que cuidaba los alrededores e interiores de mi hogar, y de ese tipo no conocía ni su existencia.
Evidentemente, después de todas mis investigaciones (que hasta el momento no daban frutos), sin necesidad de rebuscar tan a fondo, con claridad podía deducir que se trataba de alguien con el mismo estilo de vida que el mío, eso era evidente. Además, de que también me era claro que quien mandó a atentar contra mi vida, se trataba de un conocido. Solo alguien que antes piso mi casa podría saber alguna manera de entrar, así que debía ser una persona que me frecuentaba.
Y digamos que en mi "trabajo" no les agradaba a muchas de las demás mafias de Alemania, es por eso que la mayoría de mis "aliados" no eran del mismo lugar donde vivía. No me extrañaba que alguien intentara matarme tarde o temprano.
Tuve suerte, y gracias a ello, supe que tenía que redoblar la seguridad.
Pero por un demonio, como odiaba al tipo de personas que, en lugar de ir directamente conmigo, se dirigían a mis allegados, intentando dañar a quienes ni siquiera tenían algo que ver con lo que yo hacía. Simplemente, para mí esas acciones eran un acto despreciable de cobardía, ni siquiera yo cometía esos actos a la hora de llevar a cabo asesinatos.
Puede que en cierta parte me hubiese gustado hablar un poco con ese desconocido, conocer los motivos o quien lo mandó a hacer lo que pretendía, hasta en algún punto podría haber salido ileso de toda la situación, porque él se veía muy dispuesto a hablar lo que fuera por estar en una pieza, sin embargo, la ira de observar como amenazaba al hombre que amo me consumió, no pude soportar seguir mirándolo como si nada.
Llevaba poco conocimiento acerca de todo lo que pasó, pero no me detendría con mi investigación hasta dar con el responsable. Solo así me sentiría tranquilo con dejar que Levi o mi familia anduvieran libremente rondando en toda la casa.
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In the hands of the enemy. (EreRi)
FanfictionUn doctor atravesando por la peor etapa de su vida, con la mínima esperanza de que su situación mejore; vive su vida sin mucha entusiasmo. Como cualquier día "normal" en su aburrida rutina diaria, sale a trabajar con pesadez mental. Sin embargo, mie...