Capítulo 9

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[Tres semanas.]

Mi cabeza estaba a escasos momentos de explotar. Y aunque en sí, no había pasado por algo que llamaría malo, el tener en mente que probablemente nadie me estaba buscando o preguntándose donde mierda me hallaba; me hacía sentir alguien poco relevante.

Es increíble el cómo después de sobre pensar tanto las cosas, pequeños detalles a los que nunca les di importancia, se volvieron algo que ahora me comenzaban a afectar de gran manera.

Era una total tortura, el solo imaginar que nadie se preocupaba por mi estado, incluso empezaba a sospechar que ya se habían dado por vencidos respecto a mi búsqueda, y que jamás saldría de este lugar; porque mi esperanza en que Jaeger por voluntad propia me dejara ir resultaba escasa.

Y quizás podría estar comportándose de la mejor manera conmigo, teniendo atenciones poco comunes en un mafioso hacia su rehén, sin embargo, ni siquiera esto me causaba satisfacción. Simplemente, me molestaba lo mucho que se fijaba en mí, el interés desbordante que me proporcionaba al estar presente, el cómo escucharlo y sus burlas de alguna manera se volvían necesarias en mis días aquí, porque sin su compañía me sentía sofocado. Se sentía espantoso el no poder controlar mis emociones por él, porque al final no me sentía capaz de odiarlo, y gracias a ello, terminaba odiándome a mí por no lograrlo.

Me encaminé en dirección a la única ventana en mi cuarto. Observé con frialdad el entorno que rodeaba la gran casa, era tan grande que ni siquiera podía percibir más casas, o tal vez se debía a que este lugar se hallaba en un sitio sin más hogares cercanos, en realidad eso tenía sentido.

Suspiré con cansancio al ver que por ningún lado se encontraba Eren.

Llevé una de mis manos al bolsillo de mi pantalón, sacando de ahí uno de los tantos regalos que me dio el castaño. Una pequeña cadena en forma de llave, no quería ni imaginar el costo de esta, pues me sentiría culpable de saber que gracias a mí el mafioso gastó una enorme cantidad de dinero. Apreté el detalle recibido entre mis manos, no quería estar agradecido y a gusto con eso, pero ya lo estaba. Mi única opción era hacer lo posible por sentir desprecio por el moreno.

Guardé el presente en mi bolsillo.

No, no, y no, yo no podía estar resignándome a quedarme toda mi vida aquí disfrutando de la compañía del mafioso, pero en mi cabeza cruzó la fugaz interrogación de como sería mi vida si no volvía a ver a ese hombre, pregunta la cual evadí a toda costa. Ni siquiera tenía idea de si en realidad Jaeger me asesinaría, no sabía nada, y ya estaba aquí tal cual un completo tonto pensando en que haría sin él.

Me estaba encariñando con Eren, y debía impedirlo, así me llevara una eternidad.

Debido a las acciones, al igual que ordenes que Jaeger lanzaba de un momento a otro, en aspectos que me involucraban; comencé a creer que disfrutaba de hacerme caminar hasta su habitación

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Debido a las acciones, al igual que ordenes que Jaeger lanzaba de un momento a otro, en aspectos que me involucraban; comencé a creer que disfrutaba de hacerme caminar hasta su habitación. Pues ya no me obligaba a salir del cuarto, simplemente mandaba a uno de esos tipos a decirme que fuera a donde él estaba. Por lo que mi paciencia con esa actitud arrogante cada vez se perdía en un profundo vacío.

In the hands of the enemy. (EreRi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora