Final

158 21 89
                                    

La oscuridad de la noche brillaba gracias a las estrellas, de nueva cuenta mis ojos solo se desviaban hacia una estrella color verde. Una sonrisa apareció en mi rostro, comencé a mecerme en el columpio donde yacía sentado, llevaba al menos unos minutos así desde que vine aquí con Hange, no tenía idea de como comenzar a explicarle que me iría.

Realmente siempre tuve presente el hecho de que este momento sería el más complicado, porque literalmente estaría dejando a quien fue mi única familia los últimos años. En un inicio me sentí culpable y un traidor, pero luego me di cuenta de que no lo era, siempre estaría agradecido con ella por nunca abandonarme, pero no por eso me obligaría a estar en un lugar donde ya no sentía que pertenecía, porque ahora mi hogar era junto a Eren.

No la alejaría de mi vida, por supuesto que seguiríamos en contacto, sin embargo, eso no quitaba que también podría ser difícil e incómodo estar separados.

Solté un suspiro mientras desviaba mi mirada hacia la de amiga, que se encontraba gacha, y por primera vez después de tantos años, la miré con atención solo para caer en cuenta que estaba demasiado seria, ni siquiera había soltado algunos de sus chistes sin gracias, lo cual me hizo sentir nervioso.

-Entonces te irás-Soltó con un deje de tristeza, pero solo pude abrir los ojos con sorpresa-Me lo contó Erwin hace algunos días.

Me quedé en completo silencio sin tener la mínima idea de que hacer, comencé a mover mis piernas esperando a que dijera otra cosa, pero no hubo nada. De pronto sentí la ferviente ola de dolor almacenarme, mierda, era tan complicado explicar esto sin llegar a hacerla sentir mal.

-¿Recuerdas que cuando éramos más jóvenes veníamos siempre a estos columpios?-Interrogó con una sonrisa amarga-Bueno, en realidad tampoco somos tan viejos-Sonreí, notando que intentaba alivianar el tenso ambiente-Toda mi vida siempre has sido un pilar tan indispensable, mi pequeño y torpe hermanito. Amaba como todos los días íbamos a la cafetería del hospital a comer, o como veíamos películas sin ningún sentido y aun así nos ahogábamos en risas, e incluso como nos consolábamos entre ambos cuando teníamos rupturas amorosas, en realidad, más mías que tuyas, a ti solo te ocurrió dos veces-Recordó entre risas.

Quise reír, pero solo agaché la mirada y empecé a jugar con mis dedos mientras intentaba ser fuerte. 

-Me duele tanto saber que te irás pronto, y que todas esas cosas que hacíamos juntos no podrán volver a pasar dentro de tanto o nunca, pero no soy egoísta, y debo entender que tú ahora tienes a alguien y no puedes vivir atado a tu mejor amiga-Una fina lágrima descendió por su mejilla-Te tengo que soltar, así como tú debes hacerlo y ambos debemos continuar con nuestras vidas.

Mi labio comenzó a temblar y sin poder evitarlo comencé a llorar en silencio. Me levanté y abracé con fuerza el cuerpo de la única persona que me hizo sentir querido cuando más lo necesitaba, pero ella tenía razón, debíamos pasar página. 

Duramos en esa posición durante unos minutos, siendo incapaces de querer soltarnos, no obstante, fue un carraspeo de garganta el culpable de que nos alegáramos unos centímetros.

Desviamos la mirada hasta donde provenía el sonido, encontrándonos con Erwin parado mientras nos observaba con seriedad. Sin decir, una sola palabra se acercó a nosotros, quedando a algunos metros a la vez que continuaba de la misma forma en que llegó aquí, serio y con aura de soledad.

-¿Ya lo decidiste?-De inmediato comprendí, dando un leve asentimiento-¿Es en serio?, dejarás todo por ese hombre e iniciarás de nuevo en un lugar desconocido-Aseguró, tocándose las sienes con una mueca de disgusto-Carajo, si tan solo no hubiéramos terminado estaría seguro de que no te irías, y mucho menos habrías conocido a Jaeger.

In the hands of the enemy. (EreRi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora