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La tormenta desatada en Las Praderas contrastaba con el ensordecedor silencio que había dentro de La Roca del Rey.

Luego de que Ono pegara tremendo grito, el resto de la Guardia llegó a auxiliarlos, viendo el deplorable estado de la chita. Entre los tres acomodaron el cuerpo algo chamuscado de su amiga encima de la espalda de Beshte y rápidamente se dirigieron al hogar de los leones. Durante el trayecto nadie emitió una palabra, demasiado preocupados por ella.

Al llegar, la familia real miró con horror el altercado y se pusieron patas a la obra para tratar de ayudar a Fuli. Rafiki llegó momentos después a evaluar el daño.

—Rafiki... ¿qué tan grave es? ¿Va a estar bien, verdad? —Nala pronunció las palabras que rondaban por la mente de todos los presentes.

Habiendo terminado su chequeo, se dirigió a los animales.

—Por lo que puedo notar, el rayo no impactó directamente sobre ella —con una de sus patas tomó su bastón y señaló a las patas de la chita—. Sus patas tienen quemaduras superficiales, lo que indica que la descarga fue a un costado de su cuerpo. Naturalmente, al estar cerca, tuvo contacto con el rayo, siendo sus patas las encargadas de ser las receptoras. Esto causa lesiones de abajo hacia arriba, siendo la parte inferior la más afectada.

—¿Y eso es bueno? —indagó el tejón melero, entendiendo poco la explicación del mandril.

—Es una buena señal, probablemente despierte en un par de días —un suspiro de alivio se escuchó en la cueva—. Pero eso no significa que las lesiones no sean graves. Puede llegar a sufrir politraumatismos que generen fracturas en sus huesos, así como traumas en sus tejidos internos o traumas auditivos, sensoriales e incluso en el cerebro...

Un jadeo interrumpió al Mjuzi. Simba dio un paso hacia él.

—¿Estás diciendo que es posible que Fuli pierda la memoria?

Rafiki asintió.

—Si bien es cierto que solo ocurren en casos particulares, no podemos descartar esa posibilidad. Por los momentos solo encuentro quemaduras leves que deberían sanar en un par de días, pero también tiene fracturas en sus huesos y quizás no pueda volver a correr en un buen tiempo. Para evaluar el resto de los daños es necesario esperar a que despierte.

—¿Y qué tal si... —Kiara tragó seco, odiaba esa posibilidad— si no despierta, Rafiki?

Un silencio acompañado de un suspiro triste del mayor fue la respuesta que recibió.

—Hay que mantenernos optimistas, si de algo estoy seguro es que Fuli puede con todo —Beshte movió sus orejas, intentando animar el ambiente.

—¡Sí, su terquedad hará que despierte, ya verán!

Todos sonrieron ante las palabras de Bunga.

Un trueno seguido de un rayo impactó a las afueras de la Roca del Rey. Haciendo que todos recordaran la tormenta seca que inició la desdicha. Simba miró a su familia y a la Guardia, recordando de pronto que todos habían dormido poco o nada. Mirando por sobre la entrada, se fijó que la luna estaba en su punto máximo, indicando que era pasada la medianoche.

—Muy bien, será mejor descansar. Mañana tenemos que retornar la búsqueda de Kion y esperar a que Fuli se despierte —el resto cabeceó, Simba se dirigió a la Guardia—. Pueden quedarse a dormir hoy aquí, con la tormenta desatándose afuera estoy seguro que sus familias no querrán que salgan por ningún motivo, y como su rey tampoco estaría muy contento con la idea.

—Gracias, majestad —hicieron una reverencia y se acomodaron mejor en un rincón de la cueva. Algo lejos de los leones pero cerca de su amiga inconsciente, preparados ante cualquier eventualidad.

USELD | Un secreto entre los dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora