«5»

431 28 200
                                    

Luego de haber tenido su peculiar sueño, Kion pasó el resto de la tarde con su mamá y su hermana. Llegaron a hablar de cosas triviales y a reírse de las anécdotas del pasado. Hace días que no conversaban entre ellos, puesto que las responsabilidades de la familia real solían ocupar todo su tiempo.

En un punto de la noche, luego de que Simba llegara a cenar después de un ajetreado día, decidieron que lo mejor sería descansar. Mañana prometía ser un día aún más cansón que las últimas semanas, esto debido a que ya comenzaba la temporada de sequía y eso no era nada bueno, sin contar las tormentas secas que causarían estragos en el reino.

Sin embargo, en medio de la oscura y silenciosa cueva, una leona no podía conciliar el sueño. Por algún motivo que no entendía su mente se negaba a dejar de procesar información. Así que se levantó con cuidado de no despertar a nadie y salió a tomar aire fresco.

La Roca del Rey siempre había sido un monumento cultural de Las Praderas. Cada reunión importante se realizaba allí, incluyendo celebraciones banales, anuncios trascendentales y recibimiento de nuevos habitantes. Claro que, para la familia real tenía un significado un poco más sentimental. Era su hogar, después de todo.

Para Kiara siempre había representado su futuro. Algún día ella sería la reina de Las Praderas y tendría el deber de dirigir a su pueblo. Esto nunca la había puesto nerviosa o temerosa, más bien ansiosa, ella quería ser la mejor reina que el reino hubiera tenido jamás. Quería ser como su madre: amable, comprensiva, llena de sabiduría y de coraje para enfrentar las cosas. Sin duda una reina ejemplar.

Pero la duda le carcomía el cerebro. ¿Realmente podría ella llegar a ser como su madre? ¿La respetarían así como a ella? ¿Sus decisiones serán las más sabias y conducirán al reino a una era de paz y gloria? ¿Encontraría el amor verdadero?

La última pregunta ciertamente era un enigma. Nunca había pensado en eso, pero últimamente el pinchazo de la soledad le estaba haciendo sobrepensar la situación.

¿Qué tal si nunca se enamora? ¿O si lo hace pero no es correspondida? ¿Y si su futuro esposo y rey fuera un tirano que llevara a Las Praderas a la ruina? No, ella nunca se casaría con alguien así.

Instintivamente, la imagen de un león apareció en su mente. Ella podía aceptar que quizás le atraía un poco, pero por ningún motivo dejaría que alguien como él gobernara a su lado. Era hijo del mayor enemigo de Las Praderas, ¡eso era una mala señal! Seguramente su padre no la dejaría estar con él. Ni siquiera sabía si ella quería estar con él.

Más preguntas hubieran ahondado en su cabeza de no ser porque un rápido movimiento le llamó la atención.

Enfocó su vista en la oscuridad y pudo distinguir la característica nube de polvo que dejaba la mejor amiga de su hermano cuando corría a gran velocidad. Se dirigía a la Guarida de la Guardia.

Sin perder tiempo, bajó de la punta de la Roca del Rey y llamó a la chita.

—¡Fuli!

La chica, al escuchar su nombre, se detuvo abruptamente. Una nube de polvo la envolvió durante unos segundos, opacando su vista. Cuando esta se estaba disipando, pudo distinguir una silueta familiar.

Era Kiara.

—Fuli... cof, es bueno verte —Kiara tosió un poco antes de ver a la amiga de su hermano. Le dedicó una pequeña sonrisa.

—Lo mismo digo, Kiara. Pero ¿no deberías estar durmiendo? Es casi medianoche —Fuli no se molestó en corresponderle la sonrisa. De hecho, Kiara podía jurar que tenía una expresión de agobio muy bien disimulada.

—Lo mismo puedo preguntarte a ti —contraatacó. Algo le parecía que andaba mal en ella.

—Solo... no podía dormir —respondió con simpleza, ahorrándose los detalles.

USELD | Un secreto entre los dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora