Primera Marca

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La luz entraba por los grandes ventanales del de la habitación, el español se encontraba entre las sabanas durmiendo apaciblemente. Se encontraba bastante cómodo, las sabanas era muy suaves y la almohada y colchón mullido, aunque algo duro. España se encontraba en bastante a gusto y no quería despertar. Pero el sueño ya se había desvanecido y solo estaba él y la pereza mañanera. España abrió los ojos lentamente y se estirazo en la cama, miro confundido a los alrededores y pudo confirma su sospecha.

España: Mierda.- Mascullo enfadado- No fue un sueño.

España soltó un suspiro frustrado, no podía creer la mierda que había hecho, acostarse fácilmente con un alfa, ahora probablemente le daría una patada en el trasero al español, saldría a jactarse de que se lo había follado y que el español no era para tanto, solo un omega amargado que necesitaba un alfa que supiera montarlo. España se golpeo la frente con la mano insultándose a si mismo.

España: Imbécil- susurro enfadado- ¿Cómo has permitido que esto pasara? Si hubiese sido Italia o México, daría igual, puedo con esos dos, se que ellos no dirían nada. Pero Rusia...- España miro a un lado de la cama y vio la almohada hundida por la cabeza del ruso, pero sin este por ningún lado-  ¿Dónde se habrá metido?

España acaricio la zona donde el ruso había dormido, pego su rostro un poco más en la mullida almohada solo para poder respirar el olor que el alfa desprendía. España casi se tranquilizo al instante.

"Esta bien, España. Rusia no es solo el problema. De hecho no hay ningún problema, solo has aprovechado una oportunidad para poder desahogarte, más de quinientos años de celibato aburría ya. No es tú problema lo que los otros piensen de ti. No has hechos daño, no has lastimado y nadie estaba obligado. Solo fue un juego, un juego caliente, un juego que se salió por completo de control." España empezó a recordar como las enormes manos del ruso tocaban su piel, su  lengua recorriendo partes de su cuerpo, externa como internas, sus gruñidos ronco de placer que emitía casi dócilmente cada vez que lo tocaba, aquella segunda ronda que no lo dejo descansar como era debido, mordiéndose el labio inferior solo para fastidiarlo mientras el contrario casi gritaba de placer y el frío líquido en su espalda. "Bendito y glorioso descontrol" pensó con una sonrisa. " Que más da lo que digan esos idiotas, pocos osaron enfrentarme y pocos me dieron una buena pelea. Si tienen opiniones que ofrecerme felizmente lo escuchare. Fui omega hace más de mil años y lo sigo siendo ahora no tengo que preocuparme. Además... cuanto más por encima me miren, más cuello tengo para cortar"

España sonrío y se acurruco más en la cama, debía de irse ya, sería lo lógico después de todo pero no tenía ganas y las caderas le dolían. En verdad había tenido un estreno como omega por todo lo alto. España río débilmente contra la almohada.

"He de admitir que ese idiota me ha sorprendido para bien, no me esperaba que fuese tan bueno o que me siguiese el ritmo de esa manera. Creí que se pondría incómodo y me pondría mil escusas para que me fuera" España se mordía el labio inferior recordando lo que paso en aquella sala, lo grave que se puso la voz del contrario vestida de deseo, lo duro que se puso su miembro ante la presencia del chino. "No creía que ese trozo de hielo gigante fuese un tremendo pervertido. Aunque yo tampoco sabía que me gustaba eso"

España estaba tranquilo en la cama, había disfrutado de una buena noche, no debía seguir escondiéndose y por fin veía su necesidades siendo saciadas de la manera correcta. Solo necesitaba reponerse un poco y podría irse a su casa. Aún tenía un italiano, un mexicano y estadounidense dando vueltas por ahí.

"Me pregunto que mosca le han picado a esos tres. Hasta ahora no me prestaba atención. ¿Es por qué soy un omega? Puedo entender a Italia, incluso a México, pero no a Rusia y USA. ¿Por qué ellos también?

Jodidos AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora