Desayuno parte 2

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El beso era lento y suave no había prosa y solo querían sentir y saborear al contrario. El beso fue roto lentamente Rusia le dio un par de besos más pequeños y muy corto en los labios antes de separarse.

-¿Qué has estado haciendo en mi cocina?- susurro mirando ahora hacia le encimera.

 España pudo bajar la cabeza y movió el cuello por la incomoda posición el beso.

-Un intento de desayuno ruso- dijo de manera tranquila mientras levantaba los brazos hacia arriba mostrando la taza de café en sus manos, aunque estas estaban ocultas dentro de la manga de la camisa.- Y un poco de café, ¿Quieres?

Rusia abrazaba al español por la cintura y sin soltarlo acerco los labios a la taza bebiendo un poco. España evitaba reír para no temblar y que el café cayera sobre él. Le parecía casi divertido tener que darle el café de esa manera al enorme alfa a su espalda. Con el pequeño ibérico de puntillas para llegar mejor y el eslavo tomando tranquilamente del café preparado. 

Rusia hizo un sonido y se apartó lentamente de la taza dándole tiempo al español de poner la bien. España volvió a poner los pies en el suelo y bajo la taza, sin apartar la vista del ruso.

-¿Está bueno? ¿Quieres un poco?

Rusia asintió relamiéndose los labios.

-Está muy bueno ¿Dónde aprendiste?

-Colombia me enseño- dijo con una sonrisa recordando al cafetero colombiano- Una vez vino a visitarme y le llevé un café de Starbucks. Se volvió loco- dijo con una risa- Dijo que como osaba poner semejante agua alcantarillada frente a él y se pasó toda la tarde enseñándome  hacer café. Recuerdo que al día siguiente me dolía hasta las manos y el brazo porque me hizo moler los granos a mano.

 Rusia río divertido

-Vaya... tendré que agradecerle entonces a Colombia, te ha enseñado a hacer el mejor café del mundo.

-No lo diga frente a él.- dijo con una leve risa- O te obligaría a beber litros y litros de café preparado por él hasta que aceptes que solo él sabe preparar el mejor café del mundo.

-Será para mi todo un honor morir defendiendo tu café.

España río por la ocurrencia del ruso. No creía que aquel hombre frío y serio podía tener un lado tan encantador. Podía sentir como el alfa estaba tranquilo con su presencia y España se sentía completamente relajado. No eran nada oficialmente y España aún quería mantener un poco más su soltería y disfrutar la libertad de no dar ninguna explicación a nadie. Pero no podía mentir, le gustaba estar con el ruso. Se sentía bien aunque extrañaba un poco decirle alguna burrada y verlo ponerse rojo. Ahora seguramente le seguiría el juego o él haría algo para poner al ibérico nervioso.

España llevó la taza a sus labios y se sorprendió a no ver nada de su café.

-¡Oye!- gritó molesto. El ruso solo río mirándolo divertido

-Tenía que beber para no ahogarme. No sacaste la taza en ningún momento.

-Podías haberme hecho una señal o algo

-Podía... pero... estaba sintiendo algo que me gustaba más que el café y no quise estropearlo.

-¿Y qué sentías para poder beber todo mi café? inquirió mirándolo aún molesto.

-¿No lo has sentido?- pregunto casi sorprendido- Vaya... eso si que es insultante...- susurro agarrando más fuerte las caderas del español obligándolo a volver a ponerse de puntillas pero esta vez acercando más el cuerpo del ibérico al suyo. España contuvo el aliento cuando sintió el miembro del ruso sobre su trasero- Primero te vas de la cama sin permiso, te mantienes de pie por si solo y ahora no sientes aquello que tu mismo has provocado.

Jodidos AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora