Doble desayuno

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España respiraba agitado tras la acción con el ruso. Sentía su interior vibrar y sus piernas temblando. Todo en el estaba húmedo y caliente y tan agitado y agotado que dejó su peso caer sobre la encimera.

-Dios bendito...- susurro siento el pegajoso semen pegarse en su cuerpo.

Rusia solo se recostó en la encimera dejando su cuerpo caer sobre el español sin aplastarlo. Un leve ronroneo escapó de sus labios y empezó a besar el cuello contrario. Haciendo que el el ibérico suspirara.

-¿Estas bien?- susurro con voz ronca entre besos.

España se estremeció y abrazo al ruso rodeando su cuello empezando a devolverle lentamente los besos.

-Si... no me acordaba de esta sensación. Siento lo de tu camisa.

Rusia río suavemente y buscó los labios del español en un suave beso.

-Nada que una lavadora no limpie...

Los dos se quedaron por unos minutos recuperando aire dándose pequeños besos en los labios mientras recuperaban el aliento. De repente la puerta principal se abrió de golpe sobresaltado a ambos. Una voz fácilmente reconocible resonó en la casa.

-¡Rusia, hijo de la nieve...! ¡Ven ahora mismo!

-¿China?- susurró el español desconcertado.

Rusia chasqueo la lengua molesto.

-Ese imbécil ha escapado- susurro ocultando más al español con su cuerpo.

-¡Rusia! ¿Dónde estás?- seguía gritando el amigo asiático.

Los pasos del chino fueron hacia la cocina cuando un delicioso olor llegó a sus fosas nasales.

-¡Ru...!- la voz de China se apagó abruptamente al ver la escena frente a sus ojos.

España estaba sobre la encimera con una camisa más grande que él remangada hasta su vientres permitiendo ver sus caderas, trasero y piernas. Su cuerpo estaba sudoroso, rojo y tembloroso mientras que el gran ruso estaba sobre su pequeño fénix cubriéndolo con su enorme cuerpo sin camisa y con sus pantalones bajos pegado al trasero del ibérico. No hacia falta ser un genio matemático para saber lo que estaba pasando.

-¿Pero... qué?- pregunto confundido.

-¿Quieres que te explique la situación?- pregunto burlón el euroasiatico- cinco minutos antes y los fuegos artificiales... como a ti te gusta. ¿Verdad?

China entrecerro los ojos mientras el sonrojo de España se hizo más grande.

-Rusia...- susurro avergonzado.

-¿Qué?- preguntó mirando al español- Por favor, no os hagáis los inocentes. Recordad lo que pasó noches atrás... este masturbandose como un simio y tú moviéndote más fuerte sobre mí. Os gusta esas perversiones. Malditos pervertidos.

España se puso más rojo no podía refutar aquello. El calentón del momento le hizo hacer algo bastante vergonzoso. China en cambio no se le veía feliz, más bien bastante enojado.

-He pasado la noche encerrado en un baño... por tú culpa.- susurro sin dejar de ver al ruso - Sabes que odio los sitios sucios y ese estaba asqueroso y encina México estaba que echaba humo por la cabeza. ¿Sabes la noche que pasé?

-¿Lo siento?- susurró con una sonrisa.

-¿de verdad piensas que eso solucionará algo?- siseó molesto.

- No, pero si te sirve de consuelo tampoco hubieses podido dormir bien en tú habitación.

Rusia sonrió ampliamente acariciando el muslo y casi trasero del ibérico. España se puso más rojo y golpeo la mano del ruso.

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⏰ Última actualización: Jun 03 ⏰

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