Solo Tú

-Cap 13-

-Gracias. -Dijo Angie, mientras yo dejaba la bandeja de bebidas en la mesa de café de la sala de estar formal.

Sonriendo, me hundí en el sofá junto a Iván, frente a ella y su compañero, Ale, que eran planificadores de bodas.

-¿Ese es su portafolio?

Ella me lo entregó.

-Lo es. Siéntase libre de leerlo.

-Gracias.

Había pasado una semana desde que Iván le había prometido a Laura que haríamos una celebración posterior a la boda. No había hablado de eso ni una vez en los últimos siete días, así que pensé que lo había olvidado o había cambiado de opinión. Hace solo una hora me informó que pronto llegarían los planificadores y me di cuenta de que estaba equivocado.

Bueno, realmente no nos comunicamos mucho sobre cosas que no son del trabajo. Había tenido razón al pensar que me dejaría mucho solo. Oh, claro, lo veía todos los días, pero eso era principalmente en la empresa. Rara vez compartimos las comidas. Por lo general, se despertaba mucho antes que yo, no parecía dormir bien, así que a menudo estaba solo en la cocina por la mañana. Hubo ocasiones en las que cenamos juntos, pero eso era principalmente cuando nos quedamos hasta tarde en la empresa.

Iván solía ir directamente a la oficina que tiene en casa después del trabajo, sin importar lo tarde que fuera. Otras veces, iba al gimnasio de arriba o a una de las piscinas. Nunca lo busqué, respetando su preferencia de estar solo. Solo hacía mis propias cosas.

La mayor parte del tiempo pasaba el rato en mi habitación o en la biblioteca. Aunque amaba esos pequeños santuarios, extrañaba a mi familia.

Invité a Daniel, Laura y Mario a cenar una noche, ya que constantemente lo insinuaban. Les había encantado la propiedad, y verla parece que hizo que les gustara Iván un poco más. No porque tuviera los bolsillos profundos, sino porque él nunca había menospreciado sus casas, a pesar de estar acostumbrado a este nivel de lujo. Slime también vino a visitarme una noche. Cómo lo pensé, se enamoró de la casa de Iván.

Mientras él explicaba nuestra situación a los organizadores de bodas, hojeé su portafolio y leí los testimonios impresionantes e inspiradores de confianza. Me sorprendió saber que eran hermano y hermana. El parecido estaba ahí, pero era tan leve que dudaba que lo hubiera captado por mi cuenta.

Ale era alto, elegante y extravagante como la primavera, y sospechaba que lo iba a amar. Angie era cálida y amigable, y rezumaba profesionalismo, como el invierno.

La apreciación femenina había brillado brevemente en sus ojos cuando saludó a Iván por primera vez, pero lo había apartado instantáneamente: no pestañeó ante él, no hizo ningún intento sutil de coquetear, nada. Entonces, sí, me gustó.

Angie juntó las manos.

-¿Qué tipo de celebración posterior a la boda esperan? ¿Algo pequeño e informal para familiares y amigos cercanos? ¿Tal vez como una barbacoa o una fiesta en casa? ¿O preferirían algo más grandioso que tenga ese sentimiento especial de boda?

-Este último. -Respondió Iván, con sus dedos entre los míos. -Pero mi esposo y yo somos personas ocupadas. Necesitamos poder confiar en que puedan encargarse de la mayor cantidad de detalles posible. Colaboraremos en algunos puntos, pero esperamos que asuman la mayor parte del trabajo preliminar. ¿Será eso un problema?

-Para nada. -Le aseguró Angie. -¿Tienes una fecha particular en mente?

-En algún momento de fines de otoño que no se cruce con las vacaciones.

-Podemos hacer que eso funcione. Antes de comenzar con los planes, necesitamos conocer su presupuesto.

Iván lanzó un número que hizo que mi boca se abriera y mi corazón comenzara a latir con fuerza. Supuse que era un cambio de bolsillo para él, pero, aún así...