-Cap 34 {Final}-

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Luego, en medio de la noche, salimos del ascensor del hotel tambaleándonos, con nuestros labios pegados el uno al otro. La combinación de alcohol y deseo sexual me hacía sentir vibrante en todo mi ser. Estaba caliente, hormigueante y un poco borracho.

Iván tomó mi muñeca y me llevó a nuestra habitación.

Para nuestra sorpresa, Ale y Angie nos habían reservado la suite de luna de miel. Al entrar, encontramos flores frescas, champán enfriándose, pétalos de rosa esparcidos en la cama y una bandeja de chocolates y fresas dispuesta en un escalón. Iván me atrajo hacia él con fuerza.

-Me pasé casi todo el día pensando en lo que te haría cuando te tuviera para mí. -Dijo con su voz baja y temblando con una necesidad igual a la mía. -Y ahora, al fin, te tengo justo donde quiero tenerte.

Y realmente no podría haber estado más complacido con eso.

Extendió su mano sobre mi garganta.

-Puedo sentir tu pulso acelerado contra mi pulgar.

Esperaba que reclamara mis labios, pero en cambio los miró fríamente, con los ojos ardientes. Sin darme cuenta, estaba conteniendo la respiración, sintiendo la tensión acumulada en mi pecho.

Todo parecía detenerse y el silencio se apoderaba del ambiente mientras esperaba su movimiento. Mi respiración se aceleraba y mi pulso se disparaba aún más rápido. La anticipación era como un ser vivo dentro de mí. Justo cuando pensé que no podía soportarlo más, su boca finalmente se encontró con la mía. El efecto fue instantáneo, multiplicando por mil el zumbido sexual en mi cuerpo. El deseo se desató. Las terminaciones nerviosas se encendieron. La química fluyó. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

Necesitando sentirlo, deslicé mis manos por debajo de su chaqueta, desabroché los primeros botones de su camisa. Mis manos se posaron en su pecho, deleitándome con la sensación de sus músculos y el hambre apenas contenido.

Rompió el beso con un mordisco juguetón en mi labio inferior.

-Quédate ahí. -Se movió para pararse detrás de mí y luego, lenta y pausadamente, desabrochó desde atrás mi esmoquin con cola, El material se desplomó hacia atras, y no perdió tiempo en deslizar sus manos por la parte delantera de mi camisa para atrapar mis pezones duros.

Cerrando los ojos, me arqueé hacia sus cálidos y hábiles dedos mientras apretaban. Cada toque se burlaba de mí. Me volvio debil. Me marcó. Sin volverme a mirarlo, extendí la mano y pasé mis brazos alrededor de la parte posterior de su cuello.

-¿Todavía no sabes si desnudarme o simplemente bajarme el traje?

Pellizcó mis tensos pezones a la perfección.

-No. -Besó y chupó mi garganta, tarareando en aprobación cuando incliné la cabeza para darle un mejor acceso. -Decidí que te tomare mientras tienes puesto el traje. Después te voy a desnudar y te voy a coger otra vez.

Ese era un plan que podía respaldar.

Retiró las manos de mi camisa.

-Sientate en el borde de la cama.

Obedecí y lo miré, esperando más instrucciones. Sus ojos se entrecerraron.

-Qué buen chico. Ahora baja tu traje y abre las piernas; Muestrame lo que es mío.

Lentamente me baje la parte del pantalón de mi traje mientras separaba las piernas.

Se acercó a mí, se arrodilló, deslizando sus manos por la parte interna de mis muslos. -Que piel tan suave. -Agarró mi cintura, quitándome la ropa interior. Con sus ojos en mi miembro despierto, dijo. -Abre más las piernas. Así está bien. -Podría estar de rodillas, pero no había nada de sumiso en él. Incluso entonces, llevaba la autoridad como una segunda piel. Estaba completamente al mando, tenía todo el poder y lo sabía.

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