-Cap 28-

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Al día siguiente, mientras estaba sentado en el garaje de Iván, intentando hacer que mi auto arrancara, unos nudillos golpearon la ventana de mi automóvil. Rechinando los dientes, giré la llave de encendido y miré hacia arriba para verlo bebiendo de una taza. Bajé la ventana y lo observé. Oh, en ese momento podría matarlo, o tal vez simplemente reorganizar su rostro con una pala.

-¿Algún problema? -Preguntó, haciéndose el despistado cuando ambos sabíamos que él era todo lo contrario.

-El motor no quiere arrancar.

Una línea marcó su frente.

-¿Si?

Sentí que mis labios se afinaban.

-No, es como si la batería se hubiera agotado, o como si alguien la hubiera sacado.

Una ceja se levantó.

-¿Creés que yo robé la batería de tu auto?

-Creo que le hiciste algo a mi auto, porque estaba funcionando bien hasta ahora. -Llevaba dos minutos intentando ponerlo en marcha, pero no pasaba nada. Podría abrir el capó y revisar las cosas, por supuesto, pero no tendría ni idea de lo que estaría viendo.

Iván se encogió de hombros.

-Es un modelo antiguo, Rodri. A veces simplemente dejan de funcionar.

-Y a veces la gente juegan con ellos cuando el dueño no está mirando.

Realmente debería haber sabido que él haría algo así. No había intentado presionarme para que condujera el nuevo Audi que me había comprado. Estaba tan seguro de que eventualmente me rendiría y lo aceptaría que no se había quejado ni una sola vez por no usarlo. Pero Iván no era un hombre que esperaba a que la gente bailara al ritmo de su melodía, ¿Verdad? Él hacía que las cosas sucedieran y siempre encontraba la manera de superar a la gente.

-Arréglalo. -Insistí.

Él frunció el ceño.

-¿Creés que soy mecánico?

-Deshaz lo que sea que hayas hecho.

-Si quieres que llame a alguien para que venga a verlo, lo hago. Sin embargo, no puedo asegurarte que llegarán rápido. -Consultó su reloj de pulsera. -Dudo que quieras quedarte aquí esperando a que venga un mecánico, o llegarás muy tarde a encontrarte con tus amigos.

Sí, eso era exactamente lo que él quería. Era la razón por la que había causado este problema hoy. Sabía que no me perdería esta visita al centro comercial; sabía que les había prometido a Slime y Germán que los encontraría allí.

Tomó un sorbo de su bebida, luciendo relajado.

-¿Quieres que te lleve al centro?

-No, no quiero. -Lo que realmente quería era abofetearlo en la cara.

Frunció los labios, pensativo.

-Supongo que podrías pedirle a Slime que te pase a buscar. Aunque probablemente ya esté camino al centro, podría regresar por ti si se lo pides. Estoy seguro de que a Germán no le importaría esperar solo en el centro comercial hasta que ustedes dos lleguen.

Él sabía que no iba a molestar a Slime por eso, y también sabía que no me gustaría hacer esperar a Germán afuera del centro comercial durante quién sabe cuánto tiempo.

Di unos golpecitos con los dedos en el volante.

-¿Crees que eres muy astuto, verdad?

Sus ojos se iluminaron.

-Alguna que otra vez me han llamado así.

Idiota arrogante.

-Podría llamar a un taxi.

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