-Cap 21-

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Entrando al estudio la mañana del sábado, Iván frunció el ceño cuando me vio tirado en el sofá.

-Estás de mal humor de nuevo.

Le lancé una mirada molesta.

-No estoy de humor para ser juzgado en este momento, ¿Sabes?

Se detuvo frente a mí.

-¿Qué ocurre?

-Quiero ir al zoológico.

-¿Y qué, tienes ocho años?

-Oye, no es solo para niños. Los adultos también van.

-Entonces, ¿Cuál es el problema?

-No hay nadie que vaya conmigo. -Crucé mis brazos sobre mi pecho. -Daniel está trabajando, Slime tiene planes con Mariana, Ger pasará el fin de semana con su hermana y mis padres adoptivos irán al centro comercial con Mayichi y Tubbo.

-¿Por qué estás tan ansioso por ir al zoológico?

-Había un artículo en línea que decía que acaban de traer a los gatos de Pallas. Me encantan, nunca he visto uno en mi vida.

-Ni siquiera tengo idea de cuáles son.

Abrí el artículo en mi teléfono para mostrarle la foto.

-Nada mas míralos. ¿No son lindos?

-No.

Sentí que mis labios se abultaron.

-¿Sabes qué? No necesito tus malas vibras en este momento. -Me levanté de la silla. -Nos vemos luego.

-¿Para dónde te vas?

-Al zoológico.

-¿Tu solito?

Me dirigí hacia la puerta.

-Sí.

Un suspiro profundo.

-Dame diez minutos para acomodar unas cosas. Te acompaño.

-Gracioso.

-No es broma. Diez minutos.

Me detuve, mirándolo incrédulo.

-Espera, ¿Irás al zoológico?

Una línea se formó entre sus cejas cuando se acercó a mí.

-¿Creés que tengo algo en contra de los animales?

-No. Pero tu idea de diversión es diferente a la de una persona normal. Vos te vas a restaurantes de lujo, galas y eventos de degustación de vinos.

-Sí, y sé que me voy a aburrir un montón, pero no quiero que vayas solo.

¿De veras lo decía en serio? No podia creerlo.

-Pero tienes mucho trabajo.

-La empresa no se va a ir si falto al trabajo por unas horas.

Mi espalda se enderezó.

-Tranquilo, ahorita ya me estás asustando. No estás mal, ¿Verdad? Porque no soy buen enfermero. -No se veía enfermo, pero los síntomas no siempre se notan a simple vista.

Me lanzó una mirada divertida.

-Agarra tus cosas.

-¿Esto es de verdad? ¿Irás al zoológico conmigo?

-Ya dije que lo iba a hacer. Diez minutos. -Me recordó.

[...]

Caminando hacia la entrada del zoo, Alisé una arruga de mi camiseta de manga larga.

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