-Cap 32-

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En la mañana de la recepción, dejé mi bolsa de joyas nupciales en el tocador de una de las habitaciones de invitados. Re contento de tachar el último pendiente de mi lista, solté un suspiro. Después del desayuno, trasladé mi traje, zapatos y demás prendas allí, junto con todo lo necesario para arreglarme.

No quería vestirme en mi habitación porque varias personas estarían conmigo esta mañana, todas a punto de llegar en cualquier momento.

No me habría molestado tenerlos en mi cuarto si Iván no hubiera oficialmente metido sus cosas ahí el día anterior. Ahora que también era su espacio, sabía que no querría que otras personas entraran en él.

Poniendo una mano sobre mi estómago revuelto, solté un suspiro. Pensé que mis nervios estarían más tranquilos a estas alturas, pero parece que no tuve tanta suerte.

Lleno de los últimos preparativos para la recepción, el día anterior pasó como un torbellino. Traté de relajarme viendo una película para sentirme bien. Tal vez funcionó, o tal vez solo estaba cansado, pero dormí sorprendentemente bien. Además, Iván me había dado tan duro y largo anoche que había gastado mucha de mi energía, así que eso podría ser la razón.

Ahora me sentía un poco nervioso por la anticipación. La recepción ya no era solo una fiesta, ya no formaba parte de una rutina de matrimonio falso.

Sería significativa. Especial.

Ahora ya no era solo el esposo de Iván en el papel. Era su esposo en todos los sentidos de la palabra. El matrimonio era oficialmente real y la recepción era nuestra oportunidad para celebrarlo.

-¿Está todo en orden acá?

Me volteé y encontré Iván parado en la entrada.

-Sí, he juntado todo lo que Ale me dijo.

Iván se acercó a mí.

-¿Nervioso?

-Mi estómago está revuelto, pero en el buen sentido. No puedo creer que finalmente estemos aquí. La semana pasada ha pasado volando. -Lo miré. -No pareces nervioso en lo más mínimo.

Él se encogió de hombros.

-¿Por qué hay que estar hecho un manojo de nervios? Estás tranquilo. Estoy tranquilo. Ale y Angie tienen todos los detalles bajo control. No ha surgido ninguna urgencia de último momento. -Se acercó un poco más. -Lo único que me inquieta es que te agarren esas migrañas tuyas, pero solo las tienes de noche, así que no es algo de lo que debamos preocuparnos hasta más tarde.

Ni siquiera se me había cruzado por la cabeza que pudiera tener una. Era reconfortante que él sí lo tuviera. Iván deslizó su mano por mi cintura.

-¿Todavía no me vas a dejar echar un vistazo a tu traje?

-No. Tendrás que aguantarte. -Me reí al ver su expresión. -Dios, eres re mimado.

Él gruñó.

-Ya sabes que detesto esperar.

Sonó el timbre.

Sacó el teléfono del bolsillo y abrió la aplicación de seguridad.

-Es Ale y su gente. -Se guardó el celular en el bolsillo y luego apretó mi cintura. -Los voy a acompañar hasta acá y después me voy a cambiar en nuestra habitación. Una vez que estés listo, te espero abajo.

Asentí.

-Okey.

Me dio un beso suave, tan suave que hizo que los nervios desaparecieran por unos segundos.

-Respirá. Relajate. Sonríe. Todo está bien. -Con eso, salió de la habitación

Regresó al minuto siguiente con Ale y la estilista. Ale lo acompañó hasta la salida, insistiendo en que Iván no me volviera a ver hasta que estuviera vestido y listo para salir. Iván le lanzó una mirada indiferente, pero salió de la habitación amablemente.

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