-Cap 11-

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Mis zapatos hacian clic en el pulido suelo de madera mientras caminaba detrás de él. Traté de no quedarme boquiabierto mientras caminábamos de una habitación a otra. Los techos altos tenían intrincadas molduras de rosas y una bonita iluminación.

Los colores neutros daban a las habitaciones, amplias y aireadas, un espíritu acogedor. Los grandes ventanales inundaban el lugar con luz natural, añadiendo una sensación acogedora.

Los aromas de abrillantadores, cera para suelos y fragancias artificiales impregnaban el aire. Tenía que contratar limpiadores, porque no se veía ni polvo ni desorden. Dudaba que Iván fuera a quitar el polvo y fregar. El estudio y dos salas de estar tenían pantallas de plasma, chimeneas, amplios asientos de lujo y hermosas obras de arte. El comedor formal, la sala de medios de alta tecnología y la cocina de tamaño comercial de gran tamaño eran igualmente impresionantes.

No fue hasta que me mostró la biblioteca de dos pisos con sus paredes de libros y la escalera de caracol que sentí un caso de verdadera envidia. Dios, amaría esta habitación. Dormiría felizmente en ella. Viviría en ella.

Mientras daba un paseo rápido, sabía que pasaría mucho de mi tiempo libre aquí. No es que tuviera mucho, pero, aun así.

-¿De dónde sacaste todos estos libros?

-La mayoría eran de Foolish. -Respondió Iván. -Vamos, el tour aún no ha terminado.

Me mostró la bodega, la caja fuerte, la piscina cubierta, la oficina en casa, el gimnasio bien equipado y, finalmente, los dormitorios. Eran seis, en total.

No me mostró el interior de su propia habitación, solo señaló la puerta cerrada y dijo:

-Esa es mi habitación. Ahora te mostraré dónde te quedarás. -Me llevó al extremo opuesto del amplio pasillo y me indicó que pasara por una puerta parcialmente abierta.

Al entrar, casi jadeé. Dijo que tendría una cama, un armario, un juego de cajones y una estación de trabajo. No había mencionado el tocador antiguo, la acogedora chimenea, el baño privado, el rincón de lectura con el exuberante sillón reclinable o que la cama era una lujosa antigüedad de estilo francés de tamaño queen.

Avanzando más en la habitación, me asomé al vestidor. Mierda, era más grande que mi cocina. Las paredes estaban revestidas de estantes, bastidores y espejos, e incluso tenía un carrusel de zapatos.

Al salir del armario, me di cuenta de que no se había movido de la puerta del dormitorio.

-¿Alguien ha estado usando esta habitación? -Porque no se sentía como una habitación de huéspedes estándar y no parecía tan básica como las demás.

-No. -Respondió simplemente, dejando mi maleta en el suelo.

-¿Todo esto es nuevo?

-Sí. -Dijo, como si no fuera gran cosa, pero lo era, porque significaba que había amueblado esta habitación pensando en mí, no necesitaba hacer eso en absoluto. Una habitación de invitados genérica me hubiera ido bien.

Tragué.

-Gracias. -No supe qué más decir.

Él se encogió de hombros.

-Tuviste que abandonar tu casa. Lo mínimo que podía hacer era asegurarme de que tuvieras una habitación decente.

Era muchísimo más que "decente"

-¿Tenés hambre?

Negué con la cabeza. Mi estómago todavía estaba hecho un nudo después del robo.

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