Cap. 8

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No podía dormir. Era como si a su cerebro le pareciera tonta la idea de hacerlo.
No dejaba de ver aquel cartel sobre su cabeza, ya lo tenía memorizado, y sentía que estaba viendo un simple recuerdo.

Elevo su cabeza levemente, acercando su barbilla a su pecho. Vio a sus pies como Baymax continuaba cargando como si nada raro ocurriera.

La misma pregunta resonaba en su cabeza: <<¿Es esto real?>>

Lo única razón por la que el no parecía convencido sobre las cosas que pasaban, era su intuición.
Su intuición le decía que había algo mal, pero ¿Cómo saber qué?

Estaba decidido a probar que eso no era real. No podía parar hasta que logrará confirmar lo que sea. Tanto real como falso, tenia que saberlo.

No podía explicar nada. Su cambio de edad solo podía representarlo como una cosa: El no tener un propósito.

A esa edad no había conocido a sus amigos, no había podido conocer a Ari. Si esto no era real, significaba que alguien estaba intentando hacer que su vida volviera a no tener un sentido.
Sus amigos y su hermano... Ellos habían traído aquel sentimiento de saber que podría dar mucho.
Le habían dado una razón, algo con lo que sabía, podría mantenerme firme.

Ari... Mientras más lo pensaba menos sabía. Volvían pensamientos antiguos: ¿La conocía realmente?
Volvía a sentir que mientras más cosas sobre ella sabía, menos le creía. Otravez aquel recuerdo de querer sacarla de su vida se hacía presente.
¿Y si no había sido real? ¿Si todo había sido un sueño y esa tal Ari no existía? Habría estado gastado sus sentimientos y tiempo en un sueño ridículo.

Una parte de él quería aceptar que había despertado de un mal sueño, pero la otra quería respuestas.
Volteo a ver el lado de la habitación de su hermano.
Lo veía ahí, tapado con sus sábanas mientras dormía, en lugar de estar en un cajón bajo tierra.
La idea de levantarse y salir nuevamente lo invadía. El cosquilleo en su espina por la necesidad de levantarse se hacia presente.
Tomo aire, finalmente decidió no hacerlo. ¿Que haría? ¿A dónde correría?

Dejo caer su cabeza sobre su almohada con brusquedad ante el sentimiento de impotencia.

...

Ari corría y corría por esos pasillos iguales. No sabía dónde estaba, ni mucho menos hacia donde estaba llendo, pero solo quería seguir corriendo. Cada puerta que abría, cada pasillo en el que giraban, solamente alimentaban el sentimiento de libertad.
Freno lentamente y recupero el aliento. Una vez volvió a erguirse observo la cámara que apuntaba el pasillo en dónde estaba. Nadie había ido a buscarla, era como si no siquiera supieran que estaba libre. ¿Acaso Francis era el único que vigilaba las cámaras?  Si era así solo podía hacer una cosa: Encontrar la sala de seguridad. Seguramente podría ver en dónde se encontraba con las cámaras exteriores, además de encontrar a Miyamoto estuviera donde estuviera.

Continuó corriendo mientras seguía el cable de la camara.
Corrió un subió varias pisos antes de llegar a lo que parecía la puerta hacia la sala de seguridad.
No era tonta, no podía arriesgarse a abrir y que alguien estuviera del otro lado.
Se agachó y colocó su rostro al nivel del piso.
Entrecerro los ojos para ver entre la casi total oscuridad de la habitación tras la puerta.
Logro ver la silueta de unos pies, solo pudo suponer que eran de él; El hombre tras de esto.
Decidió esperar a que se moviera. ¿Como era posible que no hubiera visto a Francis encerrado en la habitación por las cámaras?
¿Que estaba viendo?

Por simple reflejo, dirigió su mano a su antebrazo derecho, buscando el hackear el sistema con ayuda de su computadora incrustada, la cual, por obvias razones, no tenía.
Maldijo por lo bajo.

°•Amor a nuestra ciencia•° (Parte 2)(Hiro Hamada x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora